Este
fraude, que es ya un clásico en el ámbito de las relaciones comerciales entre
proveedores chinos y empresas occidentales, no consiste en hacer un pedido a un
proveedor chino, efectuar una transferencia de fondos y no recibir nada a
cambio. No, es más ingenioso, relativamente frecuente y no siempre obvio.
El
fraude consiste básicamente en que un fabricante chino, con el que
frecuentemente ya se tienen relaciones comerciales habituales, solicita a la
empresa extranjera que el pago lo realice con una transferencia a una cuenta
bancaria diferente a la usualmente utilizada. Posteriormente el proveedor chino
reclama el pago, afirmando que no ha recibido ninguna transferencia, y ante la
documentación que demuestra que la empresa extranjera sí lo ha efectuado, afirma
que la cuenta bancaria beneficiaria de la transferencia no es suya y que, por
tanto, la deuda sigue existiendo.
El
presente artículo partirá de la hipótesis en la que el proveedor actúa de buena
fe y su cuenta de email ha sido realmente pirateada por un hacker
externo. Dejaremos pues de lado la hipótesis en la que el fraude ha sido
organizado internamente por la misma empresa china o es consecuencia de algún
díscolo empleado.
Normalmente esto ocurre porque las redes informáticas de muchas empresas no son
seguras y pueden ser pirateadas con relativa facilidad. Los hackers
pueden así, desde el mismo email del proveedor chino, enviar una solicitud de
cambio de cuenta bancaria a la empresa extranjera, desviando la transferencia a
su propia cuenta. Por esta razón la comunicación por email con ciertas empresas
no es completamente fiable y, para temas importantes, debe ser confirmada por
otros medios.
De
entrada, una petición de cambio de cuenta bancaria por parte del proveedor chino
debería despertar algún recelo en la empresa extranjera, ya que es bastante raro
que las empresas chinas cambien de banco. Por otra parte, lo habitual en este
fraude es que la nueva cuenta bancaria figure a nombre de una empresa con un
título ligeramente diferente al del proveedor. Y además la nueva cuenta suele
localizarse fuera de la China continental, encontrándose en Hong Kong, Taiwán,
África…; incluso el delincuente también puede encontrarse fuera de China. Es
frecuente que la solicitud de cambio de cuenta bancaria se justifique por
motivos fiscales o comerciales, por necesidad de disponer de divisas extranjeras
fuera de China, etc.
Dan
Harris, de Harris & Moure, propone en su blog (www.chinalawblog.com) que de
manera general las empresas que mantienen relaciones comerciales con China
deberían adoptar un modus operandi que contemplara medidas del tipo que
se enumeran a continuación:
·
Asegúrese de disponer de las coordenadas de los contactos en la empresa china
que hablen su idioma. En caso de duda o situación sospechosa es muy recomendable
confirmar el cambio telefónicamente.
·
Elabore
un documento con la información relativa a la cuenta bancaria de su proveedor y
en las futuras facturas haga referencia a ese documento en lugar de poner todos
los detalles bancarios en cada factura. De esta manera se reducen las
posibilidades de que se envíe la transferencia a una cuenta nueva.
·
Transfiera primero una cantidad pequeña para confirmar la cuenta bancaria.
·
Acuerde
con su proveedor un procedimiento especial que reagrupe algunas de las medidas
mencionadas anteriormente, para confirmar cambios de cuenta.
En el
caso de que ya se hubiera efectuado el fraude y si la cantidad defraudada no es
demasiado significativa, es muy posible que los gastos para recuperarla puedan
ser mayores que la cantidad perdida.
La
primera posibilidad que viene a la mente es iniciar acciones legales contra el
proveedor, pero por un lado, China no reconoce sentencias de tribunales
extranjeros, y por otro, un tribunal chino podría culpar, por falta de
diligencia, a la empresa extranjera por transferir fondos a una cuenta bancaria
nueva sin confirmarlo antes con su proveedor chino
Es
imprescindible actuar inmediatamente denunciando el fraude a la policía china (Public
Security Bureau) con el fin de que se inicie una investigación criminal. Si
se actúa con rapidez es posible que la policía logre bloquear la cuenta antes de
que el dinero desaparezca. Más tarde podrá negociar con su proveedor chino el
compartir los gastos relativos a la denuncia.
Otra
posibilidad que conviene explorar es compartir la pérdida con el proveedor
chino, con el argumento de que ha sido su sistema informático el que ha sido
pirateado debido a su deficiente seguridad. El resultado de estas negociaciones
dependerá, fundamentalmente, de la relación existente entre ambas partes y las
perspectivas de futuro haciendo negocios juntos. Asimismo se puede argumentar
que la solicitud del cambio de cuenta bancaria a través del email habitualmente
utilizado en la comunicación entre las partes (y si este tipo de solicitud ya se
había efectuado en el pasado) constituye una práctica comercial habitual (art.
60 Derecho Contractual e Interpretación conforme del Tribunal Supremo de Pekín).
De esta manera se puede defender que su empresa actuó conforme a las prácticas
habituales entre las partes y que no ha habido ningún tipo de negligencia por su
lado, puesto que las referencias legales citadas nos llevan a pensar que el
cambio de cuenta bancaria a través del email utilizado normalmente entre las
partes se podría considerar como una instrucción formal y de acuerdo con la
práctica comercial habitual.
Como
conclusión, es preciso insistir en que hacer negocios en China no es más
inseguro que hacer negocios en otros países; en China así como en otros lugares
solo hay que estar alerta y establecer unas reglas simples para evitar posibles
fraudes que, en absoluto, disminuyen el atractivo de este gran mercado. |