Actualmente, muchos
adolescentes (y no tan adolescentes) se están erigiendo como “influencers”. Es
decir, personas que cuentan con crediblidad sobre un tema en concreto y que
hacen de ello, su profesión. Las plataformas son muchas: YouTube, Blogs,
Instagram, etc. Sin embargo, el camino hacia el éxito está lleno de trabas
legales: contratos, negociaciones, derechos de imagen, estrategias comerciales,
reclamaciones, etc. Carlota Corredoira, abogada en Metricson especialista
en propiedad intelectual y derecho digital, analiza los aspectos clave que todo
influencer debe tener en cuenta.
1. Protección de la marca y
los derechos de imagen
Como es lógico, los derechos
de imagen de un influencer son, desde el primer minuto, el valor mayor
con el que cuenta y contará durante toda su carrera digital. Cualquier
youtuber o blogger debe tener en cuenta que si alguien quiere
utilizar su imagen, por ejemplo, su cara en una camiseta, tendrá que contar con
su consentimiento a través de un contrato y, en función de su poder de
negociación, incluso tendrá que pagar por ello. Lo mismo ocurre con otros
elementos que se consideran también parte de su imagen, como por ejemplo la voz
o el nombre. Además, es importante saber que la protección no debe quedarse en
la imagen, sino que debe extenderse a cualquier marca, signo distintivo o
incluso expresiones e imágenes que utilice el youtuber.
2. Ser consciente de los
derechos sobre los vídeos, textos o contenidos
Tal y como destaca Carlota
Corredoira, es importante que un blogger o youtuber sea plenamente
consciente de que es autor de lo que crea (ya sean vídeos, imágenes, textos…).
Por esto, es quien decide qué se hace con ello, tanto si elige compartirlo
libremente como si prefiere exprimirle el máximo rendimiento económico posible.
Para que el tiro “no salga por la culata”, es esencial que el
influencer sepa con exactitud qué derechos sobre sus contenidos se están
cediendo en las plataformas utilizadas (Youtube, Blogspot, Instagram…), y qué
derechos piden que se cedan cuando se sienta a negociar con, por ejemplo, una
productora o una empresa.
3. Gestionar adecuadamente
la reputación online
Al estar continuamente
expuestos a la opinión pública, los influencers suelen verse inmersos en
situaciones complicadas que pueden conllevar un prejuicio de reputación. “Lo
cierto es que muchos de los ataques que reciben a través de la red los
influencers caen dentro de la ilegalidad llegando a constituir auténticos
delitos (por ejemplo, y muy frecuentemente, delitos de acoso)”, comenta
Corredoira. Es importante también recordar que por el hecho de ser una persona
pública, un influencer tendrá que soportar determinadas opiniones o
expresiones que caigan dentro de la libertad de expresión.
4. Lo que no es legal en la
calle tampoco lo es online
A pesar de que Internet puede
producir sensación de impunidad, es necesario tener mucho cuidado de no
delinquir y conocer bien los límites de lo que puede ser un delito y lo que no.
Con ello se debe evitar incitar al odio o a la discriminación por motivos de
género, circunstancias personales, etc. Igualmente, deben evitarse los
contenidos en los cuales se ataque, aunque sea en tono humorístico, el honor, la
intimidad o la imagen de las personas. Es necesario tener en cuenta que el
riesgo de recibir una denuncia por ello aumenta exponencialmente con el alto
número de visitas. Otro de los puntos importantes a tener en cuenta es que se
deben respetar los derechos de propiedad intelectual e industrial. En principio,
aconsejamos pedir consentimiento siempre antes de utilizar música u obras de un
tercero o acudir a un banco de imágenes o de música.
5. La privacidad: esa
eterna desconocida
Puede que alguien que aún no
ha alcanzado la fama no vea el inconveniente en hacer públicos sus datos
personales a través de la red. “Sin embargo, más vale ser previsor ante la
rapidez con la que golpea el éxito en Internet y cuidar los datos que permiten
identificar a uno en el mundo no virtual desde un inicio”, afirma Corredoira. Es
necesario tener en cuenta que se deben respetar también los datos personales de
otras personas: cuidado con hacerlos públicos en vídeos o posts sin contar
previamente con su consentimiento por escrito para ello.