Es tiempo de
alianzas; de reforzar los equipos legales con profesionales que aporten valor en
este mundo tan competitivo como es la abogacía de los negocios. Hace días
tuvimos la oportunidad de señalar la incorporación de Joaquín Garcia-Romanillos,
socio de Gómez-Acebo & Pombo y presidente de la Fundación Fernando Pombo, como
of counsel a Aguayo Abogados, boutique legal especializada en derecho público.
En la mañana de ayer pudimos conversar con
Mariano Aguayo, socio director de la firma y con el propio
García-Romanillos, un profesional de reconocido prestigio, abogado todo
terreno como él se define y profundo conocedor de la abogacía institucional,
para conocer más detalles de esta sonora incorporación. Este fichaje que ha
hecho Aguayo Abogados podría abrir la puerta a esta firma legal a áreas como el
derecho penal y la prevención del blanqueo de capitales, de actualidad tras las
últimas reformas realizadas por el Ministro Catalá y que obligan a que las
empresas tengan un asesoramiento específico y que dispongan de un programa de
cumplimiento normativo para evitar su responsabilidad penal como personas
jurídicas.
Evento como el pasado Congreso de la Abogacía que tuvo lugar en Vitoria , al
que tuvimos oportunidad de acudir como medio informativo acreditado, fue el
escenario del encuentro entre estos dos profesionales que ya se conocían de
haber sido partes contrarias en algún pleito. Fue Maria Spottorno, socia
del despacho la que hizo las presentaciones entre estos dos profesionales que
pronto vieron que tenían mucho en común:” De este nuevo reto profesional me
atraen las personas que están al frente del mismo, al igual que la propia
trayectoria de Aguayo Abogados en una expansión constante”, explica
Joaquín. Y es que la relación de confianza no sólo existe entre abogado y
cliente sino también entre profesionales, que, como los que describe esta
historia ya están trabajando en el mismo bufete. “Después de treinta años en un
gran despacho también se agradece formar parte de una estructura reducida. Mi
idea era ahora seguir en la abogacía pero desde otra estructura” añade nuestro
interlocutor.
En un principio Garcia-Romanillos, en calidad de of counsel, servirá de
apoyo a la práctica abierta del despacho, sobre todo en los temas de derecho
público. “Al final me he convertido en un abogado todoterreno, conocedor a fondo
del derecho penal, práctica que cree en Gómez-Acebo & Pombo, con algunos
casos mediáticos que llevé, al igual que asuntos en derecho civil y arbitraje.
He sido un abogado litigante y creo que esta experiencia que atesoro puede ser
muy útil en mi nuevo destino profesional”. Hablar del derecho penal es hacerlo
de esta reforma del pasado 1 de julio que modifica cerca de trescientos
artículos y que introduce la figura de la responsabilidad penal de las personas
jurídicas, un campo que nuestro entrevistado conoce bien y que podría ser un
nuevo campo de acción para Aguayo Abogados a corto plazo, al igual que la
prevención de blanqueo de capitales, dos asuntos del que ninguna empresa puede
alejarse, sobre todo con el afán del legislador de criminalizar a las empresas.
Para Mariano Aguayo, socio director de la firma, la evolución de la firma
hacia otras jurisdicciones ha sido progresiva. Un crecimiento tranquilo y
sostenible en estos años sin la necesidad de tener que multiplicar la
facturación de un año a otro: “Hemos evolucionado de ser un despacho volcado al
área de energía y estaciones de servicio al derecho público, también con
asuntos importantes que hemos tratado. A eso nos han ayudado las diferentes
incorporaciones hechas como Carlos Rodriguez Vallecillo, abogado del
Estado en excedencia; José Angel Castillo, magistrado en excedencia y
Maria Spottorno, abogada y Directora de la Oficina de Madrid que nos han
ayudado a crecer. En el caso de Joaquín Garcia-Romanillos ya ha demostrado su
saber hacer: es una referencia en la llamada abogacía institucional y sabemos
que su incorporación nos va a ayudar a crecer cualitativamente “, comenta. Con
estos profesionales desde Aguayo Abogados se pretende dar un servicio de
boutique con muchísima calidad y en asuntos muy complejos que requiera la
aportación de estos expertos. “No queremos crecer en número de asuntos sino en
calidad de los mismos”, subraya Mariano.
Una boutique con
crecimiento sostenido
La visión que el mercado tiene de Aguayo Abogados es que ya es una de las
firmas de referencia en derecho público. “Es fruto del trabajo de estos años la
posición que tenemos en el mercado. De hecho en muchas ocasiones, por cuestiones
de conflictos de interés, nos llegan asuntos de las grandes firmas legales de
este país que atendemos con la misma profesionalidad de siempre. Hacemos el
trabajo que nos encomiendan y no pretendemos quedarnos con ese cliente”, comenta
el propio Mariano Aguayo, quien tiene claro que “no somos un despacho de
clientes y sí de casos. Entramos en ese caso que para ese cliente es vital pero
no estamos con posterioridad en su día a dia”. Para Garcia-Romanillos “todos
los despachos independientemente de su tamaño buscan calidad. Los grandes,
además les preocupa lo que digan de ellos; estar bien situados en los ranking.
Por el contrario, las boutiques están más centradas en la calidad”, señala.
Las boutiques legales tienen otro ritmo, diferente del frenético que se viven en
las grandes estructuras. “Creo que la abogacía que hacemos requiere de su tiempo
y tranquilidad para que podamos trabajar de la manera que queremos. Siempre
hemos pensado que estamos ante una carrera de fondo y no de velocidad como
piensan otros colegas,” comenta el socio director de Aguayo
Abogados. Para este jurista, conocedor de las redes sociales y muy
activo en Twitter, un despacho no deja de ser “ una suma de marcas personales,
como se comentó el pasado martes en el Legal Management Fórum, donde
parece ahora evidente que el que no genera marca personal pocas posibilidades
tiene de promoción profesional”. La idea de este abogado cordobés, managing
partner del despacho es que exista el clima laboral adecuado para que sus
profesionales vivan la abogacía en el seno de esta firma. “Las firmas tenemos
que ser flexibles, no es lo mismo contar con un talento maduro como Joaquín que
con jóvenes abogados que empiezan su carrera profesional. Con los abogados
seniors debemos hacer lo posible para que se sienten cómodos”, advierte.