El bufete V Abogados,
especializado en demandas colectivas, y la editorial
Thomson Reuters acaban de editar la primera Guía de Productos Tóxicos Bancarios.
Se trata de una herramienta útil para el consumidor, ya que, con un lenguaje
comprensible, describe los productos tóxicos que su banco puede ofrecerle (o le
ofreció) sin informarle de los riesgos reales de perder sus ahorros o acabar
pagando elevadas cuotas adicionales.
Además, la guía incluye un segundo
nivel, más técnico y dirigido al letrado, con legislación, jurisprudencia,
problemas jurídicos más frecuentes, argumentos de la entidad bancaria, etc. En
definitiva, orientaciones útiles para elaborar una demanda judicial y reclamar
con éxito devoluciones en preferentes, swaps, obligaciones subordinadas, etc.
La guía es obra de Santiago
Viciano, socio director de V Abogados, e
Isabel Jiménez de Lucas, exjueza. "El objetivo – según Viciano – es
poner luz sobre los productos complejos y opacos con los que muchas entidades
bancarias han engañado a sus clientes. Hacer pedagogía entre los ciudadanos y
demostrar a los afectados que, en muchos casos, pueden recuperar su dinero". El
socio director de V Abogados también advierte que, tras la crisis, “tenemos que
cambiar la forma de actuar ante las entidades bancarias. El cliente bancario
debe ser capaz de comprender por sí mismo si la información y los consejos que
le dan en su oficina responden realmente a sus intereses”.
Productos engañosos
La guía incluye un capítulo para
cada uno de los siguientes productos tóxicos:
Preferentes:
productos financieros ofrecidos por las cajas de ahorros al inicio de la crisis
para obtener recursos de forma urgente. Se comercializaron entre los pequeños
ahorradores, convenciéndoles para que invirtieran su dinero en un producto
nuevo, muy rentable y completamente seguro. Miles de afectados perdieron los
ahorros de toda la vida y hoy tratan de recuperar su dinero a través de demandas
judiciales.
Hipotecas multidivisa:
las entidades financieras ofrecieron
este tipo de hipotecas con la promesa de que permetían ahorrar en las cuotas
mensuales gracias a la aplicación del Libor (medida del coste de los préstamos
entre bancos) y a la debilidad de ciertas divisas frente al euro. Pero no
informaron de las consecuencias de su revalorización. Quienes contrataron
hipotecas multidivisa deben al banco más dinero que cuando firmaron el préstamo.
Cláusulas suelo:
préstamos hipotecarios a interés variable que
"protegían" al cliente de la temida subida del Euribor con una cláusula techo:
no pagaría nunca más de cierto tipo de interés. En contrapartida, una cláusula
suelo evitaba que la cuota se redujera por debajo de un mínimo. Miles de
personas descubrieron que las bajadas del Euribor como respuesta a la crisis no
repercutían en su beneficio. El Tribunal Supremo ha dado la razón a quienes
reclaman la nulidad de estas cláusulas y se pueden reclamar las cantidades
pagadas de más.
Obligaciones convertibles:
numerosos ahorradores han sufrido grandes pérdidas por no haber sido informados
de forma correcta de los riesgos que corrían con este producto. Las obligaciones
convertibles, al inicio, se comportan como la renta fija tradicional pero puede
estar previsto que se transformen en renta variable, en acciones del emisor. Un
riesgo que la mayoría de inversores desconoce. Este producto sigue
comercializándose extensamente.
Depósitos estructurados:
se trata de un claro caso de mala
práctica bancaria en la que se comercializan depósitos sin advertir al cliente
de que carecen de garantía de capital, de la existencia de un coste de
cancelación o de la imposibilidad de cancelarlo de forma anticipada. La falta de
información adecuada permite reclamar las pérdidas con grandes garantías de
éxito.
Swaps:
se trata de contratos de permuta de tipos de interés
aleatorios. Las entidades financieras los ofrecían a quienes contrataban un
préstamo hipotecario a interés variable vendiéndolo como un “seguro” que les
protegería si el Euribor seguía subiendo. Pero, tal y como sabían las entidades,
empezó a bajar y centenares de hipotecados vieron como sus cuotas crecían por
culpa de los swaps.
En cada capítulo, la guía responde a
preguntas como ¿cómo puedo reclamar? o ¿qué puedo conseguir con una demanda?,
incluye modelos de carta para exigir la documentación al banco y una guía para
profesionales sobre cómo preparar la demanda.
La Guía de
productos tóxicos se presenta mañana 21 de octubre a las 19.30h en la Real
Academia de Jurisprudencia y Legislación (Marqués de Cubas, 13.Madrid). En el
acto, Isabel Jiménez de Lucas y Santiago Viciano pronunciarán la ponencia
“Productos Tóxicos Bancarios. Problemas y soluciones”. La guía se podrá adquirir
en librerías y a través de internet (www.tienda.aranzadi.es).