Confiesa que le gustaría que Vestalia Asociados, su proyecto profesional propio, cubra un nicho de mercado hasta ahora descubierto en los conflictos familiares desde el asesoramiento integral a las propias familias siempre que lo requieran. “Cualquier conflicto familiar hay que tratarlo desde varias perspectivas”, aclara Delia M. Rodríguez, socia directora de esta boutique legal. Abogados, psicólogos y mediadores conforman su equipo de trabajo seleccionado desde dos puntos de vista: “Primero, es importante que exista química entre los miembros del equipo y luego también es importante la vocación que como profesional debe tener de servicio a la familia. Afortunadamente todos coincidimos en estos perfiles que le señalo” aclara nuestra interlocutora. En un contexto en el que la estructura familiar ha cambiado “los profesionales debemos estar un paso por delante de todo este entorno y saber ofrecer soluciones a todos estos problemas que nos llegan”, aclara. Para nuestra interlocutora es evidente que “Cuándo ahondas en los diferentes casos que llegan al despacho, te das cuenta de lo muchísimo que nos cuesta hablar, y todo lo que conlleva el acto de comunicarse de forma eficaz. Lastimosamente no existe una asignatura en el colegio que nos ayude a mejorar nuestras relaciones interpersonales”. Vestalia Asociados además pondrá también en marcha la Escuela de Familia, con iniciativas formativas en este mismo sentido, así como inaugurará en septiembre su canal de Youtube, dónde se incluirán consejos, entrevistas con distintos profesionales y propuestas novedosas de ocio familiar.

Perfil profesional

Delia M. Rodríguez es abogada y mediadora, experta en gestión integral de conflictos familiares y adopción internacional. Desde que era niña, y movida por sus propias vivencias personales, Delia siempre tuvo muy claro que su vocación apuntaba a la protección de la infancia, a la cual ha dedicado los últimos 8 años de su vida desde el plano jurídico y docente.

En sus inicios profesionales, la protagonista de nuestra entrevista estuvo muy ligada al mundo de la adopción internacional, siendo durante un tiempo representante en Madrid de la Fundación Balms para la Infancia, donde también desempeñaba funciones como abogada dentro del procedimiento de adopción de niños colombianos, por parte de familias adoptantes españolas.

Durante aquel periodo, la letrada se percató de que el proceso de adopción es largo y emocionalmente muy desgastante, y que las familias necesitaban un acompañamiento extra. En respuesta a esas necesidades, diseñó un proyecto de escuela de familia especializado en todo lo relacionado con la pre/post-adopción, a lo que se sumó un proyecto de mediación enfocado a la búsqueda de los orígenes biológicos.

Aquella experiencia fue un punto de inflexión en su carrera,  y a partir de entonces familia, derecho y formación caminaron de la mano en todos sus proyectos profesionales.

Convencida de que es posible cambiar muchos de los aspectos que fallan en nuestra realidad actual, Delia siempre recalca la importancia de la educación como herramienta de prevención, e infalible motor de cambio social.

Esta emprendedora, de 31 años de edad, cuenta con pasión cómo y porqué nace Vestalia Asociados, un proyecto pionero en nuestro país de acompañamiento integral en situaciones de conflicto familiar. Con este nuevo concepto, la firma ofrece a través de la participación de varios profesionales, un tratamiento integral del proceso y de la nueva situación familiar, sin incremento de coste.

Además del ejercicio de la abogacía ámbito familiar y de los menores infractores, Delia dedica gran parte de su actividad profesional a la docencia en colegios, AMPAs y hospitales, dónde ayuda a niños, adolescentes, adultos y profesionales de la educación y la salud, a mejorar sus habilidades en cuanto a la resolución de conflictos cotidianos.

Desde el año 2014, Delia Rodríguez es Presidenta de la Sección de Iniciación y Desarrollo profesional del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, un espacio dedicado a orientar y apoyar a todos aquellos abogados que empiezan a abrirse camino en la profesión.

¿Qué es lo más complicado de gestionar de un conflicto familiar, a su juicio?

Cada conflicto tiene una forma de desarrollarse. Pero es evidente que la parte jurídica y la emocional confluyen en cada uno de ellos. Con la presencia de los hijos, el asunto tiene otra perspectiva porque se abre a un abanico de necesidades que el abogado por sí solo puede abarcar. En situaciones como esa, contar con un asesoramiento integral con otros profesionales como el que ofrecemos en nuestro despacho es una solución a tener en cuenta.

En los últimos años nos estamos abriendo a un mundo diferente del que se conocía. En los conflictos familiares no creo que sea bueno hablar de ganadores y perdedores. A veces te encuentras en la otra parte con abogados que no son conciliadores. Creo que muchas veces hay que intentar escuchar al contrario. Encontrar una solución negociada supone reducir el coste económico y emocional de tu cliente.

¿Realmente la mediación es útil en un conflicto de estas características?

Cada día está más claro que la mediación es parte del futuro que viviremos. Lo fundamental es que todas las partes quieran acceder a este método extrajudicial.  Y que los propios abogados se den cuenta  también del valor de esta técnica.

Lo primero que hay que hacer es un diagnóstico del conflicto para saber cómo se va a tratar. Desde aquí veremos si empleamos la negociación o acabamos en mediación. En algunas ocasiones, una mediación a tiempo puede evitar el deterioro de una pareja y su consiguiente divorcio

¿Cómo se estructura el servicio que va a ofrecer Vestalia Asociados a sus clientes?

Queremos que nuestra metodología tenga desde un primer momento un acompañamiento psicológico, diferente de la terapia tradicional.  La idea es que en los primeros meses del procedimiento dicho acompañamiento sea más intenso ajustándose a las necesidades de cada cliente.

Se trata al inicio de tener una evaluación jurídica y psicosocial para saber realmente la magnitud del problema. Con ello lograremos esbozar un dibujo de la situación familiar. Nuestro equipo trabajará de forma coordinada para lograr estos objetivos. Esto ayudará a que mejore la empatía con el propio cliente.

Con esta forma de trabajo da la sensación que es más sencillo trabajar el concepto de abogacía preventiva.

Es un concepto muy importante el que usted señala. Creemos que es clave en cualquier relación entre abogado y su cliente. Negociar con la otra parte y buscar un acuerdo para minimizar el conflicto es clave en cualquier relación jurídica.  Desde este contexto hay que trabajar siempre aunque no todas las veces logras evitar el pleito.  Creo que este acercamiento del que estoy hablando debería intentarse siempre.

Desde fuera, se advierte que los pleitos cuando hay hijos por medio, tienen otra dimensión.

Es cierto. A veces en determinadas ocasiones la situación puede llegar a ser dramática. Es duro ver en una sala de vistas a un niño cabizbajo que no mira a la cara a su padre en determinada situación. Al final no hay vencedores ni vencidos.

Son situaciones que se pudieran haber evitado si se hubiera acudido a un profesional antes de que estallase el conflicto.  En este contexto para los niños ésta es una situación de cambio para la que hay que trabajar mucho. Que alguno de los progenitores lo utilicen como moneda de cambio en algunas separaciones la verdad que es una canallada y que los propios profesionales debemos procurar evitar en la medida de lo posible este tipo de conductas.

Sobre la custodia compartida, aún no hay una ley estatal pero sí fallos muy comentados del Tribunal Supremo.

Al ser humano todos los cambios le dan miedo y éste, de la custodia compartida, es un ejemplo más. Lo ideal es que la figura materna y paterna estén presentes en el desarrollo de los niños. Dicho esto, lograr una custodia compartida supone que los padres puedan dialogar y escuchar. Primero pensar en sus hijos y luego en ellos. De lo contrario la custodia compartida se puede convertir en un infierno.

Respecto a los fallos del Supremo sobre custodia compartida creo que están siendo acertados. Buscar el interés superior del menor es lo ideal  y lógico. No es lógico que porque haya leves disputas entre los cónyuges se quiera echar para atrás esta medida.  Lo fundamental es analizar el caso concreto de cada pareja y que se pueda tener en cuenta a los niños cuando se les pueda escuchar.

Otra situación que viven los menores es la llamada sustracción internacional, cada vez más en boga en matrimonios de diferentes culturas.

Cada vez hay más mestizaje en nuestra sociedad y hay que verlo como algo normal. En este entorno la sustracción de menores va a ir en aumento. Siempre hay un trasfondo detrás cuando un padre o una madre decide llevarse a su hijo a su país de origen. Son conflictos que no nacen de un día para otro.

Evitar situaciones de este tipo hay que hacerlo desde la prevención. No es un trabajo de un año o dos, sino de generaciones y atacar este tipo de cuestiones desde la educación. Cuestiones de este tipo que se convierten en problemas transfronterizos tienen difícil solución a nivel legislativo. En situaciones de riesgo hay que trabajar la prevención desde la petición de medidas al juzgado para que ese menor no pueda salir del país.

¿Hay alguna manera de evitar que algunos de estos conflictos familiares desemboquen en episodios de violencia doméstica?

Cualquier tipo de violencia es condenable. Es cierto que hemos tenido un verano negro en asuntos relacionados con la violencia machista. Lo cierto es que cuando se deteriora la convivencia familiar de manera importante, no hay diálogo ni respeto entre los miembros de la misma, hay más posibilidades de acabar con una situación violenta física o verbal.

Dicho esto, creo que se debe trabajar en la prevención sobre todo. En esta tesitura el aula y la familia deben ir de la mano de cualquier joven para ser educado en igualdad y a condenar cualquier tipo de violencia que surja en su entorno.

¿Qué opina de los últimos cambios legislativos que afectan a la infancia?

Últimamente estamos viviendo una serie de cambios legislativos importantes, como la Ley Orgánica 8/2015, de 22 de julio, de modificación del sistema de protección a la infancia y a la adolescencia, la cual introduce, entre otros extremos, cambios en violencia de género al reconocer como víctimas directas a los hijos de aquellas mujeres que sufren violencia de género. También se hablaba recientemente de cambios en los cuestionarios de evaluación policial del riesgo de violencia de género.

Mi preocupación sigue siendo la escandalosa escasez de recursos humanos, de infraestructura, de especialización de los profesionales que participan en ese complejo engranaje, y como no, los brutales recortes que estamos sufriendo en materia social, y de justicia. Difícilmente ningún cambio legislativo podrá materializarse de forma óptima, si no mejoramos los anteriores ingredientes descritos, pues es una obviedad que la justicia está absolutamente colapsada.

Por otra parte, la ley siempre va más despacio que los cambios sociales, y en materia de familia, hemos comprobado que los modelos familiares están en continuo cambio, y que la llegada de la tecnología ha introducido un factor que, a veces, se nos escapa de las manos.

 

Puntos clave para gestión de un conflicto: Gestión integral del conflicto desde varias ópticas: jurídica, mediación, psicosocial Evaluación, diagnóstico y gestión del conflicto por parte de profesionales multidisciplinares que trabajan coordinados. Búsqueda de la mejor vía de solución del conflicto. Cada familia conlleva una historia diferente. Equipo humano, altamente especializado. Actualización, reciclaje de conocimientos. Seguimiento de los asuntos, en los detalles está la diferencia. Protocolos de evaluación inicial del conflicto a base de formularios. Seguimiento periódico de los casos. Cuestionarios de satisfacción

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