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En desagravio al himno nacional y a la bandera españoles

MADRID, 02 de JUNIO de 2015
 

 

Hoy no hablaremos solamente de Derecho penal, sino de algo que siempre en mis largos ochenta años he defendido, mande en mi país quien mande, ya sea en España y en el extranjero.

Con motivo de un importante acontecimiento deportivo, como es la final de la copa de S.M. el Rey, era previsible por demás que en el llamado Camp Nou se produjera lo que sucedió lamentablemente. Y digo lamentablemente porque yo soy de los muchos españoles que respetamos el himno nacional de España y la bandera constitucional que la representa.

Era previsible sobradamente que sucediera lo que sucedió el día de la final de tamaño evento deportivo y todavía más siendo prácticamente segura, como lo fue, la presencia y presidencia de nuestro Rey Felipe VI. El irracional separatismo de un sector de catalanes, o residentes en Cataluña tenían una muy buena ocasión para lucir sus erráticos agravios y paranoides rencores, pitando y   abucheando, como así hicieron, el himno nacional, la bandera de España, y la presidencia del Rey. No debe causar asombro, ni la mala educación, ni la insolidaria grosería, de los aficionados silbantes, acompañados esta vez de bastantes colegas residentes en Vasconia. La mescla sería explosiva. Como así fue. De todas formas, el error de celebrar la competición en Barcelona, a mi juicio no fue tal error. No es que fuese un acierto, ni tampoco una virtud, pero el débil  gobierno que preside el indolente Sr. Rajoy, no pudo o no supo o no quiso celebrarlo en otro estadio. Podía haber sido sin duda, Zaragoza que tiene un estadio, muy presentable, y los “maños” nunca han sido felones a su juramento ni a la bandera, ni a España, pero la directiva de su club, no tengo noticias de que haya manifestado su negativa, por lo menos nada de eso se ha publicado.

Ahora, el multitudinario y masivo escándalo se ha producido y podía haber llegado a más.

La administración del Estado, con su silente e incomprensible política parece que ha abierto un expediente sancionador pero no sabemos contra quien. Como no podía ser de otra forma, el inefable presidente de la generalidad Sr. Más, por lo que pudiera suceder, ya ha calificado de “ridícula” la decisión del Gobierno español como era de esperar y  ha perdido una muy buena ocasión para estarse callado pero no ha sabido sustraerse, al vértigo de,  sin cortesía de ninguna clase, de injuriar al Gobierno de España como suele suceder. La ridiculez, a mi juicio, no está en sancionar ni al club de futbol Barcelona, ni al Atlético de Bilbao, ni tampoco a los equipos que los representaban en el campo, pues según parece no hay, al menos hasta el momento, ninguna diligencia de investigación que enlace al club con el público asistente que, desaforadamente, cometió un descomunal delito, podríamos decir, colectivo y según parece administrativamente estaban avisados como no podía ser menos. No cabe duda de que la impunidad y el cobarde anonimato resultan para la mayoría de los españoles desagradables.

Sin embargo, cualquier medida que hubiera podido haberse tomado habría  sido muy poco inteligente para la prevención del desmedido delito de injurias a la bandera, al himno nacional y al Rey de España. Quizá hubiese sido hasta contraproducente y la soez algarada hubiese sido todavía peor. Después, la cosas son ya diferentes, aun, que no sean del agrado del honorable Sr. Más, que, por cierto, escuchó el griterío y la pitada, complacientemente, con la cara relajada y como muy contento quizá, lo que para su absurda política era por demás conveniente y se equivoca y si no al tiempo. Al club se le podría sancionar económicamente o con una multa o con la suspensión o cierre de algunos partidos. No sé cual habrá sido su reacción ni su colaboración, en ningún sentido, pero no es ridículo, aunque lo parezca, que el Gobierno español reaccione ante tamaña befa y hostilidad. Una vez más, por su debilidad el Gobierno pronto se olvidará y no hará nada, dado, sobretodo, al equivocado tratamiento que se le ha conferido al tema separatista en Cataluña.

Quizá no esté demás que organizara el Gobierno o sus partidarios políticos, un acto multitudinario en el paseo de la Castellana de Madrid en desagravio al himno y a la bandera nacionales,  y a S.M. el Rey, para compensar,  siquiera sea mediáticamente, los serios y graves agravios sufridos en el Camp Nou de Barcelona y si no se hace nada, quizá se equivoquen, una vez más, con Cataluña y con un sector de catalanes y por supuesto también, en este caso, de vascos. Ante la imposibilidad de remediar impunidades que, fácilmente, se vislumbran, mejor es dejar constancia pública y manifiesta de  un no,  rotundo y clamoroso con respecto a los hechos sucedidos en dicho campo de futbol y también, cómo no, para evitar errores de cualquier clase que podrán producirse en un no muy lejano próximo futuro.

Manuel Cobo del Rosal

Abogado y Catedrático de Derecho Penal. 


 

 

 
 
 
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