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02 de FEBRERO de 2015

Pablo Aloy, abogado TIC y director del proyecto leanirng law:
“Somos el aliado para que el abogado del siglo XXI actualice sus competencias profesionales”

LAWYERPRESS emprende / @LuisjaSanchez

Pablo Aloy, abogado TIC y director del proyecto leanirng law

Formarse para estar actualizado en sus conocimientos en un entorno cada vez más competitivo y global. Y formar a otros profesionales, porque no es raro ver cada vez más a estos profesionales dedicar tiempo en formar a otros más noveles,  es el objetivo de la plataforma online learning law, un proyecto ideado por el abogado Pablo Aloy, experto en tecnología y director de Selectic, empresa especializada en e-learning. Desde este lunes dos de febrero, learning law ya está operativo con siete cursos que el abogado interesado puede inscribirse: “Hemos diseñado una metodología y unos procesos muy depurados que permiten actuar como tutor a cualquier abogado experto con conocimientos de usuario básico en el manejo de un ordenador y de internet”; comenta Aloy quien nos recuerda la experiencia que se llevó a cabo en ICAV donde “ el colectivo de abogados nos ha sorprendido gratamente por su capacidad de adaptación a nuevos medios y contextos”. Learning law es un proyecto, en definitiva, que ofrece a los abogados un nuevo canal de formación, en la modalidad on-line, que les permita mantener actualizadas sus competencias profesionales en este nuevo contexto socio-económico global y marcado por el uso de la tecnología.

En primera persona

“Como trabajo final del último Máster que cursé en la UOC, sobre dirección y gestión de proyectos e-learning, diseñe un proyecto para introducir las TIC en la formación del Ilustre Colegio de Abogados de Valencia. A partir de ese proyecto, desde julio de 2012, hemos venido colaborando con el ICAV en el diseño de acciones formativas para abogados en la modalidad e-learning.

“Hemos diseñado una metodología y unos procesos muy depurados que permiten actuar como tutor a cualquier abogado experto con conocimientos de usuario básico en el manejo de un ordenador y de internet”

Durante estos últimos años hemos planteado varios tipos de acciones formativas, varios modelos de tutorización y recabando información de los abogados participantes en dichas acciones formativas. Con todo este expertise que hemos adquirido sobre la formación on-line en el sector jurídico, hemos creado learning law.

Learning law es un Proyecto que hemos diseñado para ofrecer a los abogados un nuevo canal de formación, en la modalidad on-line, que les permita mantener actualizadas sus competencias profesionales en este nuevo contexto socio-económico global y marcado por el uso de la tecnología.

Por una parte, ofrece a los abogados expertos todos los recursos para crear e impartir un curso en la modalidad e-learning, permitiéndoles rentabilizar su inversión a través de la reutilización del curso en un multicanal de distribución y fomentando su marca personal.

Por otra parte, ofrece a los abogados alumnos cursos de corta duración y muy específicos, que se adaptan a las necesidades reales que tienen los abogados en este nuevo contexto y que están basados en un aprendizaje práctico enfocado a la adquisición de competencias profesionales, siempre apoyado o con la orientación del experto.

Además, el proyecto ofrece a los prestadores de servicios dirigidos a abogados la posibilidad de usar los cursos en sus organizaciones o para sus clientes, colegiados, asociados..., sin necesidad de invertir en la creación del curso, ni en una plataforma, solamente mediante pago por uso.”

 

Sr. Aloy, ¿Están bien formados nuestros abogados? ¿Cómo pueden utilizar learning law aquellos que nos lean?

Los juristas que ejercemos como abogado tenemos una responsabilidad muy grande, ya que gestionamos intereses ajenos muy importantes y sobre nuestras manos depositan su confianza los clientes.

Todo nuestro colectivo es consciente de la necesidad de formarse y de actualizar sus conocimientos, pero hasta ahora esta actualización ha ido a golpe de BOE y de Jurisprudencia, es decir se ha basado fundamentalmente en conocer la nueva legislación aplicable y las distintas interpretaciones jurisprudenciales que van surgiendo.

Hoy en día, también es necesario que los abogados nos formemos en las nuevas competencias que demandan los ciudadanos en este nuevo contexto socio-económico global y marcado por el uso de la tecnología.

Por ello, learning law ofrece un canal de formación on-line para que los abogados expertos en una materia concreta puedan crear cursos on-line y para que los abogados alumnos puedan adquirir las competencias profesionales que demanda la sociedad.

Learning law, convierte a abogados expertos en tutores. ¿Es complicado desempeñar esta labor?

No, hemos diseñado una metodología y unos procesos muy depurados que permiten actuar como tutor a cualquier abogado experto con conocimientos de usuario básico en el manejo de un ordenador y de internet.

En la experiencia que hemos adquirido en el ICAV, el colectivo de abogados nos ha sorprendido gratamente por su capacidad de adaptación a nuevos medios y contextos. Recuerdo un curso que organizamos sobre derecho penitenciario en el ICAV, en el que diseñamos un role-playing con tres grupos de alumnos, cada grupo adoptaba un rol diferente, un grupo hacia de abogado, el segundo grupo de fiscal y el tercer grupo de tribunal. Cada grupo elaboró su escrito (recurso, impugnación y resolución) de forma colaborativa y simulamos durante tres semanas una situación real.

Fue increíble ver cómo con un diseño de procesos y una correcta disposición de las herramientas en la plataforma, los alumnos y el tutor fueron capaces de completar de forma más que satisfactoria la experiencia.

¿Qué tipos de conocimientos legales se pueden adaptar a esta plataforma on-line? ¿Es cierto que hay contenidos no adaptables al modelo e-learning?

Creo que debemos superar el debate de si formación presencial o formación on-line, hoy en día es indiscutible que el uso de la tecnología puede mejorar los procesos de aprendizaje, la pregunta que nos planteamos nosotros ante un nuevo proyecto no es si incluimos tecnología, sino es qué intensidad y relevancia le damos a la tecnología en el planteamiento de la acción formativa.

Hemos de entender que si introducimos bien la tecnología lograremos una formación más eficiente, tanto a nivel económico como en cuanto a la consecución de objetivos, te explico:

“Para que los abogados usen la tecnología correctamente en el ejercicio de su profesión lo principal es que tomen conciencia y que conozcan realmente qué es lo que están usando.”

La formación on-line no es más barata, requiere más inversión, pero sí puede ser más eficiente ya que permite generar economías de escala, pero para ello las acciones formativas deben reutilizarse. Por ejemplo, podemos organizar una jornada presencial para 50 personas y que sea rentable, pero si creamos una acción formativa on-line podemos llegar a 500 personas y ser más eficientes.

Pero no solo a nivel económico es más eficiente la formación on-line, sino también en cuanto a la consecución de los objetivos de aprendizaje. Hoy en día, los objetivos de aprendizaje no pueden basarse solamente en que el abogado sepa de una determinada materia, sino que deben enfocarse a que el abogado adquiera competencias profesionales. Una competencia profesional confiere al abogado los conocimientos, habilidades y actitudes para resolver problemas en contextos reales.

Es imposible adquirir una competencia profesional solo con asistir a una jornada presencial de oyente, en cambio sí es posible que un abogado comience a adquirir una competencia profesional resolviendo un caso práctico.

Esto es la principal diferencia entre nuestros cursos y los cursos solamente presenciales, y también nos diferencian de la mayoría de acciones e-learning que ofrecen otras entidades, que nosotros basamos el aprendizaje en la práctica y resolución de casos, el abogado aprende haciendo, mientras que en la mayoría de acciones formativas que se organizan actualmente dirigidas a abogados, el abogado aprende escuchando o leyendo, así solo se puede obtener información, muy valiosa por supuesto, pero insuficiente para que ese abogado sepa resolver un caso en un contexto real, básicamente porque nunca antes se ha enfrentado a esa situación y solo con saber no se soluciona un problema en un contexto real, es necesario además saber hacer y saber estar, es decir conocimiento, habilidades y actitudes.

¿En este contexto global que vivimos qué competencias deben actualizar vía formación nuestros abogados?

Además de la formación tradicional, que sigue siendo necesaria por supuesto, el nuevo contexto socio-económico plantea un mercado de servicios jurídicos altamente competitivo y que demanda otro tipo de abogados. Se está escribiendo mucho sobre este tema y es complicado perfilar un “kit de competencias” para el abogado global o el abogado del siglo XXI.

Desde el proyecto learning law queremos pulsar la opinión de los propios abogados, efectuando encuestas para conocer de primera mano cuáles son las competencias que los abogados consideran que necesitan.

Hemos lanzado la primera encuesta para conocer qué competencias transversales son más demandadas y así poder ofrecer esta información en abierto a los futuros expertos con el objetivo de que la formación de learning law se adapte a las necesidades y peticiones de los propios abogados.

Y a nivel tecnológico, ¿qué debe aprender un abogado para ser competitivo?

Recientemente, mi compañera Teresa Doménech, publicó en su medio un artículo muy interesante sobre este tema en el que explicaba la importancia de que los abogados adquieran unas competencias tecnológicas básicas.

Desde mi punto de vista, es imprescindible por ejemplo que cualquier abogado sepa usar aplicaciones informáticas de gestión del despacho, sepa usar bases de datos informatizadas para localizar información, sepa comunicarse a distancia con el uso de medios electrónicos (videoconferencia, correo electrónico, mensajería instantánea)... y para mi una de las más importantes es la competencia de “aprender a desaprender” para poder adaptarse a los vertiginosos cambios tecnológicos que se producen constantemente.

Además de estas competencias básicas, estamos viendo el nacimiento de una nueva especialidad o área de práctica que trata asuntos de base tecnológica, que podríamos llamar derecho digital y de internet, la cual requiere conocimientos tecnológicos más avanzados.

¿Cree que la irrupción de la tecnología puede hacer cambiar el modo de ejercer la abogacía?

Rotundamente Sí, sin ninguna duda.

Pensemos en la necesidad de gestionar información en formato digital, o en el cambio que han operado las TIC en la forma en que nos comunicamos con nuestros clientes o con otros compañeros, con los Tribunales, con las Administraciones Públicas…

Los asuntos que se encargan hoy en día a un abogado ya incorporan de forma directa o indirecta algún componente tecnológico, como por ejemplo el uso del correo electrónico entre las partes implicadas en el caso.

Además, los abogados y los despachos son cada vez más conscientes de que para sobrevivir en este mercado de servicios competitivo es necesario potenciar la marca personal y la marca corporativa en internet para captar nuevos clientes y fidelizar a los clientes actuales.

¿Qué es lo más complicado para un abogado a la hora de entender que debe manejar la tecnología en su uso profesional?

Muy buena pregunta, creo que el primer paso para que los abogados usen la tecnología correctamente en el ejercicio de su profesión es que tomen conciencia y que conozcan realmente qué es lo que están usando.

Si los abogados usamos la tecnología sin entender cómo funciona, es imposible que hagamos un buen uso de ella e incluso podemos poner en riesgo la seguridad jurídica de las operaciones y vulneran nuestro código deontológico.

¿Qué beneficios más notables ofrece este proyecto vía e-learning para los propios abogados?

Es escalable, lo que permite cubrir la elevada demanda de formación de los abogados para adaptarse a los constantes cambios que plantea el nuevo contexto

Es más eficiente, tanto a nivel económico como a nivel de logro de objetivos de aprendizaje

Mejora la habilidad de los abogados en el uso de las TIC, lo que aporta un valor añadido.

Permite a los abogados una actualización permanente de competencias, es lo que nosotros denominamos “lifelong learning for lawyers”

Ofrece una metodología probada y que funciona, que permite al abogado aprender haciendo y adquirir verdaderas competencias profesionales, no solamente saber de una materia, sino también saber aplicar esos conocimientos y tener las habilidades y actitudes necesarias para resolver problemas reales.

Sin barreras temporales y espaciales,  puedes formarte cuando y donde quieras.

Y todo ello, lo que es también muy importante, a un precio reducido.

 

 

 

 
 
 

 

 
 
 
 
 
 

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