Es bien sabido por todo aquél que haya
interpuesto reclamaciones por daños derivados de
la actividad sanitaria que para valorar el daño
y en consecuencia, la cuantía indemnizatoria se
utiliza de manera análoga el baremo de daños
para accidentes de circulación (en adelante,
“baremo de tráfico”) recogido en el texto
refundido de la Ley sobre Responsabilidad Civil
y Seguro en la Circulación de Vehículos a Motor,
aprobado por el Real Decreto Legislativo 8/2004,
de 29 de octubre, incorporándose como anexo las
cuantías.
Asimismo, todo aquél que lo haya
analizado y aplicado me comprenderá cuando digo,
pues lo habrá sufrido, que existen lagunas
en la aplicación de dicho baremo a los casos de
reclamaciones derivadas de actos sanitarios; y
es que, por más que el baremo de tráfico recoja
un gran número y variedad de situaciones y
secuelas, el origen de los daños por accidentes
de tráfico suele ser de carácter traumatológico,
mientras que los derivados de la actividad
sanitaria tienen orígenes tan diversos como
especialidades médicas existen.
Lo anterior sumado al creciente número
de reclamaciones presentadas en los juzgados por
negligencias médicas, pone en evidencia la
necesidad de disponer de un baremo específico
para aplicar en los casos de daños derivados de
la actividad sanitaria, y en esa dirección se ha
estado trabajando durante los últimos años.
Dicho baremo para la indemnización
por daños sobrevenidos en la actividad sanitaria
(en adelante, “baremo sanitario”) que verá la
luz en las próximas semanas, será vinculante y
aplicable por todos los profesionales que
intervenimos en el proceso de reclamación, esto
es, no sólo abogados, sino también jueces,
administración pública, peritos y compañías
aseguradoras. Estaremos ante una unificación de
criterios a la hora de valorar el daño y
determinar su indemnización por lo que ganaremos
en seguridad jurídica y muy probablemente en
acuerdos extrajudiciales. En cuanto a la
suscripción de acuerdos, dado que los elementos
para determinar la indemnización que corresponda
al agraviado serán específicos para su caso y
por lo tanto más claros, habrá menor lugar a la
interpretación y consiguiente baile de cifras.
A efectos prácticos, la entrada en
vigor del baremo sanitario provocará que dejemos
de oír en sala a la defensa del agraviado
sostener que a pesar de que el baremo de tráfico
se aplica de forma análoga al caso, “éste
contiene una valoración de mínimos a la
que hay que añadir el perjuicio económico real
que ha sufrido el paciente”, frente al argumento
de la demandada que lógicamente sostiene todo lo
contrario.
Esperemos que el nuevo baremo
sanitario contemple la valoración de, no
sólo lo que al daño físico de forma estricta se
refiere, sino también todos aquellos
perjuicios que la lesión comporta al paciente
así como a los que le rodean. Es en ese
punto dónde normalmente fallamos a la hora de
resarcir justamente al paciente. Asimismo, los
gastos futuros, muy comunes y de cuantía
elevada en secuelas graves que afectan a la
movilidad y/o autonomía del paciente,
representan uno de los caballos de batalla en
sala por lo que también deberemos estar atentos
a si el baremo sanitario los regula con mayor
diligencia y claridad evitando así los
desajustes que se producen en la actualidad.
En el mismo sentido confío en que el
nuevo baremo nos arroje luz acerca de la
determinación del daño moral pues si bien
cada sujeto es distinto y hay que tener en
cuenta la situación del agraviado en el momento
en que se produjo el daño, tengo sana curiosidad
por conocer si se han puesto vallas al campo y
se ha encontrado la fórmula de acotar en mayor o
menor medida el cajón de sastre que representa
el daño moral en las reclamaciones sanitarias
más allá de considerar la “zozobra” como
determinante de la existencia y cuantificación
del daño moral.
No obstante, para todo ello deberemos
esperar a que el nuevo Ministro de Justicia, el
Sr. Rafael Catalá, presente la propuesta pues si
bien el texto debería haber visto la luz durante
el mes de septiembre, la reciente dimisión del
Sr. Ruiz-Gallardón ha dejado en suspenso la
salida del tan esperado baremo. |