Fue Jesús Gil y Gil el inventor del vocablo “ostentóreo”
al
fundir
en
uno
solo
los
adjetivos:
estentóreo
(dícese
del
dicho
de
la
voz
o
del
acento:
muy
fuerte,
ruidoso
o
retumbante)
y
ostentoso
(entiéndase
como
magnífico,
suntuoso,
aparatoso
y
digno
de
verse).
Ostentóreo reúne en sí los atributos calificativos y
significados
de
ambos
adjetivos,
por
lo
que
cabría
definirse
como
sinónimo
de
ostentación
estrepitosa
y
jactanciosa.
En cambio “postureo” se trata de un término más reciente
y
que
está
teniendo
más
aceptación
y
uso.
Prueba
de
ello
es
que
el
Diccionario
de
la
RAE
lo
incorporó
en
su
vigésimotercera
edición,
la
de
octubre
del
2014.
Su origen se remonta a dos años antes y todo da a
entender
que
surgió
en
el
ámbito
de
las
redes
sociales,
más
concretamente
en
Twitter
y
viene
a
significar
el
acto
o
acción
de
aparentar
una
idiosincrasia
que
no
es
la
propia.
El experto en Marketing digital, redes sociales y Web
2.0,
Juan
Merodio
(@juanmerodio),
recientemente
se
refería
al
fenómeno
creciente
del
postureo
de
las
marcas
en
redes
sociales
al
tachar
de
mera
apariencia
y
falta
de
verdadera
cultura
empresarial
2.0
el
actual
estado
y
situación
del
compromiso
digital
de
las
empresas
españolas.
En el ámbito de los despachos de abogados el postureo
en
redes
sociales,
o
estado
narcisista
a
modo
de
selfie
continuo,
también
es
un
fenómeno
que
se
está
manifestando,
e
incluso
podríamos
admitir
que
también
con
una
tendencia
creciente.
En mi anterior post ““Los
abogados
comunicantes”
(http://www.lawyerpress.com/blogs/LPe_JR_Moratalla_06.html)
me
refería
a la
comunicación
2.0
como
una
nueva
dimensión
de
relación
profesional
que
precisa
someterse
a
los
caprichosos
dictados
que
impone
la
cultura
de
los
Social
Media
en
la
que
resulta
obligado
verter
grandes
dosis
de
implicación,
constancia,
paciencia
y
perseverancia
a la
hora
de
cultivar
un
engagement
o
empatía
abierta
y
sincera
en
nuestra
relación
interactiva
con
los
seguidores
o
followers.
En efecto, no se trata de un mero ejercicio de
estar
por
estar.
Pero ¿cómo saber si incurrimos en postureo?
El diagnóstico requiere analizar la
presencia
de
los
25
síntomas
del
postureo
de
despachos
de
abogados
en
redes
sociales.
Estos
son:
-No contar con una estrategia clara y
unos
objetivos
definidos
de
presencia
en
redes
sociales.
-No generar valor.
-No decir la verdad y no ser creíbles.
-Ignorar la trascendencia que tiene a
la
hora
de
optimizar
el
posicionamiento
de
marca.
-Banalizar la importancia de la huella
digital
que
genera.
-No asumir un compromiso de comunicación
digital
basado
en
los
principios
de
calidad,
inmediatez,
objetividad,
cercanía
y
servicio.
-No crear contenidos propios dotados
de
rigor
y
relevantes
jurídicamente.
-Preocuparse exclusivamente por las
métricas
de
followers
(seguidores),
likes
(“me
gusta”)
y
retuits
acumulados.
-Conducirse primordialmente atendiendo
al
klout
(en
ocasiones
resulta
tan
obsesivo
dicho
proceder
que
cabría
hablarse
de
kloutpatía).
-No contemplar en el discurso a los
posibles
stakeholders
de
nuestro
despacho
(clientes,
colaboradores,
exclientes,
parte
contraria,
compañeros
del
despacho,
…).
-Obviar la necesidad de dar respuesta
a
las
preguntas
de
los
seguidores,
ignorando
que
las
redes
sociales
son
un
espacio
de
diálogo
y
conversación.
-No recoger de forma continua y permanente
el
feedback
de
nuestros
seguidores
impidiéndonos
hacer
un
ejercicio
sano
de
autocrítica.
-Descuidar el nivel de atención que
debe
prestarse
a la
hora
de
cultivar
la
relación
y
trato
con
los
seguidores.
-Creer que lo importante se limita a
publicar,
publicar,
publicar.
-Suponer que las redes sociales son
meramente
una
herramienta
de
egobranding.
-Considerar que las redes sociales son
un
canal
más,
nada
especial,
de
venta..
-Confiar la gestión de la presencia
del
despacho
en
redes
sociales
como
algo
que
se
puede
delegar
en
cualquier
persona
y no
en
personal
especialista
en
ello.
-Pensar que todas las redes sociales
son
iguales
y se
ha
de
participar
de
igual
forma
en
ellas.
-Desaprovechar las sinergias que se
generan
entre
las
distintas
redes
sociales
en
las
que
se
participa
y
entre
los
seguidores
que
coinciden
en
las
mismas
redes.
-Tener asumido que las redes sociales
son
un
espacio
de
mero
esparcimiento
y
distensión
despreocupada
donde
dar
salida
a
ocurrencias
en
formato
de
140
caracteres.
-Mantenerse en la creencia de que el
perfil
de
éxito
es
el
basado
en
un
comportamiento
políticamente
correcto.
-Descuidar la presentación del quiénes
somos
y
del
qué
hacemos
bien
presentándose
de
forma
indiferenciada.
-Crear o formar parte de “pandillas de
followers”
y
dedicarse
en
exceso
a
ellas
ignorando
al
resto
de
seguidores
e
incluso
al
potencial
público
de
las
redes
sociales.
-No comunicar de forma transparente, y
en
general
no
ser
transparentes.
Vistos los síntomas y realizado el
pertinente
análisis
crítico
sólo
restaría
responder
a la
pregunta
–como
si
del
colesterol
se
tratase-
de
cómo
andamos
de
nivel
de
postureo
en
redes
sociales.
En definitiva el postureo no deja de
ser
una
forma
ostentórea
de
egopatía
digital
con
la
que
especular
con
nuestro
protagonismo
en
la
red. |