“Necesitamos un pacto nacional de
pensiones, es la única fórmula para que el cambio pueda perdurar en el tiempo y
no rompamos el contrato intergeneracional”. José Ignacio Conde-Ruiz, profesor de
la Universidad Complutense de Madrid y subdirector de FEDEA, ha participado hoy
—junto con Francisco Longo, director adjunto de ESADE, y el profesor Manuel
Alfaro— en la presentación del último Índice de Confianza Social de ESADE – Obra
Social “la Caixa”, para el que ha elaborado un ensayo donde analiza el futuro
del actual sistema de pensiones. Según este informe, las pensiones son una de
las variables con peor índice de confianza a futuro, en un clima de opinión
donde, además, solo mejoran las expectativas en cuanto a los medios de
comunicación y el mercado laboral.
Una reforma inminente ligada al
aumento de la inflación
Durante su intervención,
Conde-Ruiz ha anticipado la inminencia de una “nueva reforma del sistema de
pensiones”, algo que puede ocurrir cuando “llegue la inflación”. En su opinión,
el actual modelo “contributivo, de prestación definida y de reparto” no se
adapta a la actual situación, donde “los mayores problemas vienen originados por
un aumento de la longevidad”. “Cuando se estableció la edad de jubilación en los
65 años, apenas el 30% de la población los superaba; hoy, esta proporción se da
cuando alcanzamos los 89”, ha explicado. “Además, en 2050 España será el país
con mayor tasa de dependencia de Europa y la segunda del mundo tras Japón. En
esta misma fecha, según datos del FMI, habrá dos millones de jóvenes menos, ocho
millones de jubilados más y habremos pasado del ratio de tres trabajadores por
pensionista a un trabajador por pensionista”, ha añadido.
Sistema contributivo frente a
sistema asistencial
En este contexto, Conde-Ruiz ha
comentado que la próxima reforma heredará las asignaturas pendientes de las ya
aprobadas en 2011 y 2013: “La primera amplió la edad de jubilación hasta los 67
y la segunda introdujo el factor de sostenibilidad y el índice de
revalorización, pero, entre las dos, apenas han resuelto un tercio de los
problemas”. Para la nueva reforma, el subdirector de FEDEA, ha hablado de dos
alternativas, la del sistema asistencial, denominado beveridge, “en el
que las pensiones son similares para todos y tienden a la baja, salvo que se dé
un aumento en la competitividad”, o la del contributivo, llamado bismarquiano,
“que es el actual, pero al que se debería aplicar el sistema de cuentas
nacionales. Aquí, el cálculo de la cotización se realiza teniendo en cuenta toda
la vida laboral, de forma que las pensiones tengan una mayor correspondencia
actuarial con las cotizaciones realizadas. La pensión media del sistema con
respecto al salario caería, pero aquellos trabajadores que hubieran contribuido
más, devengarían una mayor pensión. Este modelo permite introducir instrumentos
de ajuste automático, una jubilación flexible y el equilibrio actuarial entre
las contribuciones y las pensiones”, ha explicado.
Sin embargo, para el profesor de
ESADE Manuel Alfaro, que también ha participado en la presentación del informe,
el futuro de las pensiones pasa por una reforma que se aproxime más al sistema
asistencial que al contributivo y, en este sentido, ha añadido que “además, no
habrá más remedio de completar el sistema con pensiones privadas”. “En nuestro
país no hay cultura del ahorro; necesitamos un cambio de mentalidad, pero no por
la vía del miedo a quedarnos sin pensiones, sino de una forma más constructiva y
social”, ha destacado en relación a que el problema con el actual sistema de
pensiones va más allá de la legislación y no debería abordarse de forma aislada.
Encaje social de los mayores
En este sentido, para Alfaro es
clave que “no confundamos la longevidad con el envejecimiento. La primera es una
buena noticia y, el segundo, se arregla, pero hablamos poco de sus soluciones.
Radica en el fomento de la natalidad y de la inmigración ordenada, pero se
necesita coraje para abordar ambos. Siempre nos ocurre lo mismo con los
adelantos sociales que, cuando se dan, no legislamos para adaptarnos. Ocurrió
con la incorporación de la mujer al mercado laboral y ahora le toca el turno a
la longevidad”. “Me preocupa especialmente el encaje social de las personas
mayores del siglo XXI, que han pasado de venerados a invisibles, y corremos el
riesgo de que caigan en el rechazo por temas como, entre otros, el problema de
las pensiones”, ha destacado.
Índice de Confianza Social ESADE – Obra Social “la
Caixa”
El Índice de Confianza Social ESADE – Obra Social “la
Caixa”, elaborado con la colaboración de la Fundación Agbar y la Fundación Aquae
mide el grado de confianza social de las personas del 0 al 200, tanto a nivel
colectivo como individual, y se obtiene de la media aritmética entre la
valoración que hacen los consultados sobre su confianza en el presente y sus
expectativas de futuro. A su vez, estos indicadores responden a la confianza
agregada hacia nueve indicadores sociales: la vivienda, el mercado laboral, la
sanidad, la educación, las prestaciones sociales, las pensiones, las
instituciones políticas, las instituciones económicas y empresariales y los
medios de comunicación. Más
información en:
www.indiceconfianzasocial.com