El 71% de los directivos de empresas españolas medianas y grandes encuestados
por Grant Thornton, apoyaría que el Gobierno tomara medidas para contrarrestar
la pérdida de recaudación fiscal que suponen las prácticas de erosión de la base
fiscal y traslado de beneficios (BEPS), en sus siglas en inglés). Este porcentaje
supera la media de la eurozona, situada en el 60% y coincide con la media global
del estudio, basado en 2.580 entrevistas a altos directivos en 35 economías de
todo el mundo.
Nuestros empresarios se decantan por la opción unilateral a pocos días de que la
OCDE presente ante el G20 sus recomendaciones finales para atajar este tipo de
planificación fiscal agresiva, puesto que son escépticos ante la posibilidad de
que se consiga el consenso global necesario para sacarlas adelante, algo que
sólo cree probable un 25% de los encuestados en España (27% de media en la
eurozona).
Algunos gobiernos europeos, como el británico, ya han puesto en marcha medidas
unilaterales para corregir estas prácticas, que incluyen el traslado de los
beneficios obtenidos en un país a otros con una menor carga fiscal y que han
puesto a algunas multinacionales en el foco mediático en un momento de especial
dificultad para las finanzas públicas del continente.
Las empresas son partidarias de cambiar el sistema tributario actual
En opinión de Eduardo Cosmen, socio director de Tax & Legal en Grant Thornton,
“la posición de las empresas españolas y europeas refleja el hartazgo ante un
sistema tributario internacional confuso, muy complejo, no armonizado y poco
transparente. Las empresas responden ante sus accionistas del control de sus
costes, incluidos los fiscales, pero estas prácticas agresivas, aunque legales
en muchos casos, suponen un agravio comparativo, no sólo para la sociedad en
general, sino también para aquellas empresas que asumen importantes costes en
sus transacciones transfronterizas al no contar con los recursos de ingeniería
fiscal de las grandes multinacionales”.
De hecho un 71% de empresas en España (un 70% de media en la eurozona) estaría
dispuesto a renunciar a algunas oportunidades de reducir la carga fiscal
transfronteriza a cambio de una mayor coordinación, claridad y transparencia en
la fiscalidad internacional y particularmente en cuanto a lo que se considera
aceptable o inaceptable en planificación fiscal.
“La mayoría de las empresas, incluidas las multinacionales, preferirían un
sistema fiscal internacional más claro, armonizado y adaptado a las realidades
de una economía globalizada y digital. Las recomendaciones de la OCDE y el G20
sobre BEPS, aunque muy rigurosas, representan un buen punto de partida para
conseguirlo. Sin embargo, su desarrollo depende del acuerdo entre estados con
intereses divergentes: mientras unos buscan frenar la erosión de sus ingresos
tributarios otros compiten por atraer a las grandes empresas con condiciones
fiscales favorables”, comenta Cosmen.
Muy pocas empresas españolas revisan sus riesgos fiscales
Por último el estudio de Grant Thornton concluye que, pese al creciente
escrutinio nacional e internacional sobre las prácticas tributarias de las
empresas, sólo un 21% de las compañías españolas han revisado sus riesgos
fiscales en los últimos tiempos. Un porcentaje que se sitúa notablemente por
debajo de la media europea del 33%.
Para Eduardo Cosmen, “es un error pensar que el riesgo económico y reputacional
que conlleva la fiscalidad afecta sólo a gigantes como Starbucks, Amazon o
Google. Existe un clima social de indignación ante estos casos al que los
gobiernos están respondiendo con un endurecimiento de la regulación, los
criterios y la vigilancia… y las compañías del mid market no son inmunes a
ello.”
“En un momento en el que muchas de nuestras empresas están emprendiendo su
internacionalización e incorporación a la economía digital, el análisis del
riesgo fiscal resulta imprescindible. Sus responsables deberían pasar a la
acción empezando por hacerse una pregunta incomoda: ¿si nuestros clientes,
“nuestros partners” o los medios, nos preguntaran sobre nuestras prácticas
fiscales, podríamos darles una respuesta satisfactoria?”, concluye Cosmen.