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01 de SEPTIEMBRE de 2015

Cristina Carretero, profesora Derecho Procesal, responsable del Grupo de Investigación sobre Derecho y Lenguaje de ICADE COMILLAS:
“Por encima de las cuotas de pantalla están siempre los derechos de las personas que se están juzgando”

LAWYERPRESS / @LuisjaSanchez

Por segundo año consecutivo en el apretado programa de los Cursos de Verano de la Universidad Menéndez Pelayo de Santander la comunicación jurídica y las habilidades para comunicar mejor  tuvieron  un protagonismo especial en estos seminarios. Los coordinadores del mismo Jesús Hernández Galilea, profesor de Derecho Procesal de la Universidad de Oviedo y Mapi Ballesteros Panizo, doctora en filología hispánica de la Universidad de Barcelona elaboraron un programa con expertos en la materia entre los que podemos destacar a José María Segovia, socio director de Uría Menéndez. Hablamos con otro de los ponentes, Cristina Carretero, estudiosa del lenguaje jurídico e impulsora con otros profesionales del Grupo de Investigación de Derecho y Lenguaje de ICADE COMILLAS que ahora cumple diez años. “Al igual que la pasada edición se han seguido con interés las ponencias. Junto a jóvenes abogados a punto de acabar la carrera; otros más seniors, funcionarios de diferentes tipos de administraciones cercanos al mundo legal asistieron a estas jornadas”, comenta Cristina, encargada de analizar el papel de los abogados en los medios informativos. En su opinión, la autorregulación de los periodistas ayudaría a que determinadas informaciones no se tergiversasen “con los datos objetivos logrados de las fuentes informativas poca creatividad le queda al informador”, apunta.

Profesora Carretero, ¿cuál es la imagen que se percibe de la presencia de los abogados en los medios de comunicación?

Estamos hablando de un tema de gran actualidad. Hoy en día no se entiende el Derecho y, por ende, el papel de estos juristas sin los medios de comunicación. Si hacemos casos a los datos del CGPJ solo una cuarta parte de la ciudadanía tendrá relación directa con la administración de justicia a lo largo de su vida. El resto de la sociedad conoce lo que es la justicia y sus interlocutores a través de los profesionales de la información.

“La avalancha legislativa última es difícil de digerir tanto por juristas como por los ciudadanos que no ven el alcance real de estas reformas. Genera mucha inseguridad jurídica ver cambios normativos importantes en otras leyes”

Se tacha a los periodistas en algunos casos de no contrastar las informaciones y de hacer un trabajo poco profesional.

Sería injusto generalizar esta cuestión. Hay muy buenos periodistas jurídicos que hacen muy bien su trabajo y contrastan la información que publicarán y es una suerte para nuestro país contar con expertos de estas características que ayudan a reforzar nuestro Estado de Derecho.

Sin embargo, el problema se encuentra en los opinadores, que sin prepararse los temas que tienen que abordar, analizan determinadas cuestiones con mucha frivolidad. Lo peor es cuando descontextualizan determinados comentarios que les llaman la atención.

Este tipo de actitudes derivan en muchas ocasiones en juicios mediáticos, paralelos al proceso penal. Al mismo tiempo se pueden producir filtraciones interesadas de determinados temas lo que puede producir que se conozca el sumario con antelación. Esto puede generar que la investigación esté en boca de todo el mundo, cuestión que puede generar presión en los jueces de ese proceso.

No parece fácil evitar este tipo de presiones impulsadas desde los medios informativos.

Lo ideal sería encontrar un punto de equilibro entre el derecho a la información y a que los ciudadanos tengan una información veraz con el artículo 24 de la Constitución, cuando habla de presunción de inocencia en cualquier asunto penal.

Las noticias de tribunales interesan mucho y pueden generar una alarma social que no produce otro tipo de noticia. Ahora vemos que los medios informativos trabajan muy rápido, procuran contarlo antes que sus competidores y eso hace que falten datos reales y en algunos casos hasta expresiones lógicas.

En estos diez años de vida de su Grupo de Trabajo Derecho y Lenguaje, ¿se han producido cambios importantes en la jerga jurídica?

La evolución es lenta pero se han visto algunos avances. Publicaciones como Lawyerpress ayudan con su difusión a generar esa concienciación en diferentes niveles.  Hace diez años no había cursos como el que acaba de celebrarse hace unos días en Santander.

Creo que el propio jurista empieza a estar sensibilizado que debe expresarse con un grado de comprensión mayor. Al mismo tiempo, la labor de los periodistas jurídicos es clave para esa parte de la sociedad que nunca acudirá a un juzgado.

El Ministerio de Justicia puede hacer mucho por la modernización del lenguaje jurídico. Desde la Comisión de Clarificación del Lenguaje creada por esta entidad se deberían de dar más pasos para consolidar ciertos avances. Podría en esa labor otros Ministerios colaboran con Justicia para buscar una mejor comunicación de la actividad jurídica.  Así se hace en otros países donde muchas normas son antes de ser aprobadas revisadas por lingüistas.

Hay abogados que dicen que tienen que hablar así para distinguirse de los demás.

Este es un comentario repetitivo en algunas esferas muy concretas. A los alumnos del Master de Acceso a la Abogacía les recordamos que cada despacho tiene un estilo determinado de trabajar.

Eso hace que en algunos despachos sí se cambie la palabra “Suplico” por “Solicito”, más normal y adaptada a los tiempos, pero en otros se mantiene esta tradición de cara a ese escrito que se formula ante el juez

¿Es cierto que hay palabras jurídicas que nuestra sociedad no entiende?

El estudio que hizo la periodista María Peral y su equipo para la Comisión de Modernización del Lenguaje Jurídico del Ministerio de Justicia puso de manifiesto algunos de los problemas en materia de comprensión de noticias jurídicas. De hecho de su lectura se desprende el mal uso de determinados conceptos legales.

A este respecto hablar de la firmeza de una sentencia no lo entiende todo el mundo. Cuando se habla de sentencia de conformidad es posible que muchos ciudadanos piensen que ahí hay un posible chanchullo entre las partes. Tampoco se conoce muy bien lo que es la palabra alevosía y su significado real.  Lo mimo que pasa si hablamos de providencia, pocas personas advierten que es un escrito del juez.  También se mezclan demanda con denuncia cuando son dos conceptos diferentes.

¿Se percibe en estos diez años un esfuerzo de nuestros jueces por ser más claros en sus sentencias?

Parece evidente que las nuevas generaciones de jueces, sobre todo aquellos que han salido en los últimos años de la Escuela Judicial, sean más receptivos a expresarse de otra forma.

Frente a ellos los magistrados que ya llevan veinte años de ejercicio da la sensación que se dejan llevar por cierta inercia en sus escritos. La lectura de sus sentencias deja claro su forma de expresarse ciertamente compleja. En ellos ese cambio del que usted habla no se ha visto.

¿Ahora el Ministro Catalá ha decidido cambiar los términos imputado por investigado con la futura Lecrim, ahora en el Parlamento, era lógico?

Es una buena idea porque desde hace años se estaba estigmatizando a la persona con este tipo de calificativo por una mera sospecha en una fase preprocesal. Ahora, con estos cambios durante un tiempo nos acostumbraremos a estas palabras y su significado.

Con el tiempo y el mal uso de las mismas volveremos a otra situación similar a la anterior en unos años pero no debemos preocuparnos, es parte de la evolución de nuestra vida.

Como bien sabe, ahora vivimos un momento especial. Final de legislatura y aluvión de leyes que agobian al profesional jurídico.

Es cierto esta avalancha legislativa es difícil de digerir. En nuestro caso, desde la Universidad, procuramos estar al día de estos cambios, cuestión que no es sencilla. Al mismo tiempo, la opinión pública no advierte la verdadera importancia de estos cambios normativos.

En el caso del Código Penal y su desarrollo, sabemos que los juzgados empezaron a aplicar estos cambios normativos de forma precipitada. Eso lo que hará será generar Juntas de Jueces, dictámenes y diferentes programas formativos para conocer estos cambios.

Avalancha legislativa donde encontramos dentro de una reforma, otra camuflada en disposiciones adicionales o transitorias.

Esta es una práctica legislativa generalizada estos años y peligrosa para los juristas. De aquel BOE de los últimos años del día donde en la Ley de Presupuestos Generales del Estado se incluían otras reformas, hemos pasado a estos cambios generalizados que usted indica.  Ahora hay que leer a fondo esa reforma sobre todo por si al legislador se le ocurre introducir cambios de otras normas. Es una práctica que se debería descartar porque genera a la larga mucha inseguridad jurídica.

Otra cuestión que también preocupa es que no siempre se informa en qué fase legislativa está esa reforma. Y en ese sentido los medios de comunicación tienden a generalizar y a hablar de la aprobación de determinada ley, cuando es sólo un anteproyecto o proyecto de ley..

Informaciones sin contrastar, reformas legislativas poco claras, da la sensación que tiene justificación que el abogado sea tan técnico al expresarse..

El gran problema de los juristas es el cambio de registro.  No es lo mismo hablar con un compañero abogado, fiscal o magistrado que emplearás un lenguaje técnico que si recibes a tu cliente con pocos conocimientos legales o si te aborda un periodista. En este caso debes ser más descriptivo y más claro.

Al mismo tiempo, con todo lo que hemos hablado, se observa una falta notable de tiempo en los operadores jurídicos para avanzar en los cambios que se han propuesto desde diferentes instancias. Saben que comunican mal pero que con la carga de trabajo que tienen no pueden pararse a hacer ejercicios de comprensión con terceros.

¿Es oportuno que determinados despachos de abogados hayan creado sus propios libros de estilo?

Parece que sí lo es. Tenga en cuenta que hablamos de despachos de gran tamaño y muchos letrados. Con esos manuales lo que se pretende es uniformar el trabajo y hasta cierto punto crear un estilo propio de cara a terceros.

En este contexto algo caótico del que hablamos, Profesora Carretero, han llegado las redes sociales para quedarse, ¿Cómo están afectado a la comprensión?

Obliga a que todos los juristas hagan un esfuerzo de claridad. Tenga en cuenta que sólo hay 140 caracteres para expresarse. Otra lectura es que a veces ese mensaje no sea todo lo concreto que se espera de él.

La inmediatez de las redes sociales permite que nos enteremos de un suceso o cambio normativo casi en el mismo momento. Puede ser el periodista o determinados juristas quienes suban esa información desde su móvil.

 

SUMARIO

 

 

 

 
 
 

 

 

 
 
 
 
 
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