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27 de JULIO de 2015

Esther Palmés, diputada Junta de Gobierno del ICAB, responsable formación:
“Quién te va a enseñar mejor a ser abogado que otro abogado”

LAWYERPRESS / @LuisjaSanchez

Después de cincuenta años de contínua formación a futuros abogados la Escuela de Práctica Jurídica del ICAB se renueva. El próximo mes de septiembre afronta diferentes cambios de importancia. “Modificamos el formato de un curso completo, donde se elegían solo dos especialidades y se hacían pruebas para formar parte del Turno de Oficio quien así lo quisiera. Ahora la renovación supone que esté más próxima a los abogados.  Queremos realmente transmitir el oficio de abogado”, explica Esther Palmés, diputada de la Junta de Gobierno y una de sus impulsoras. Con este cambio se produce una renovación importante del programa formativo: “Pasamos de dos especialidades a seis, integrando familia y mercantil, jurisdicciones que han crecido mucho en estos años” explica.  Se trata de adaptarse a los nuevos tiempos con una parte común “donde no solo pensamos en la litigación pura sino también queremos que los abogados conozcan sus competencias y habilidades en su puesto de trabajo. Ahora queremos que el alumno sepa cómo gestionar su despacho; cómo debe tratar al cliente o cómo afrontar sus relaciones con la administración de justicia. También les ayudamos a que sepan elaborar documentos y mejoren su oratoria”, añade Planes. Y es que el abogado de este siglo XXI es algo más que un buen técnico en derecho que, llegado el momento se especializa en una jurisdicción determinada.”.  Para Planes hay que dejar muy claro que la Escuela de Práctica Jurídica no sustituye al Máster de Acceso. “Ahora tienen menos años de formación pero tienen las carencias de siempre”, subraya.

Abogada Palmés, llama mucho la atención el cambio que va a experimentar esta Escuela de Práctica Jurídica en su cincuenta aniversario.

Nadie duda del trabajo que ha desempeñado en la sociedad barcelonesa. Pero ahora vamos a dar un paso adelante para poder formar con garantías al futuro abogado. Ampliamos el número de especialidades de dos a seis y abrimos el campo a materias como la gestión del despacho, oratoria o el uso de las tecnologías.

¿Cómo se articula la actividad de esta Escuela de Práctica Jurídica realmente?

Nuestra entidad está pensada para el abogado que empieza en esta profesión. Una profesión tan dura como vocacional como puede verse. Este abogado joven lo tiene más sencillo de adaptarse a estos cambios formativos. 

Muchos han hecho el Máster de Acceso pero saben que no es suficiente para conocer bien la profesión y complementan la formación con nosotros. En ese año que está con nosotros queremos que aprende realmente la profesión. Respecto al letrado que ya lleva tiempo en la profesión puede a través de alguno de nuestros Másters formarse en determinada materia.

“La crisis ha impactado en los abogados bastante. La Fundación Degá Ignasi de Gispert que depende del ICAB intenta ayudar a estos compañeros con problemas”

De todo lo nuevo que se les enseña, ¿qué cree que será lo más complicado a la hora de entender por estos jóvenes juristas?

Es posible que la parte común, ahora modificada, sea algo muy novedoso. Ahí hablamos de atención al cliente, empatía, su relación con la administración; la propia gestión del despacho y el uso para optimizar su tiempo y eficacia de las herramientas informáticas, todo eso es una parte muy necesaria para cualquier abogado.

Respecto a qué es lo que les va a costar, la verdad es que al ser la formación un proceso personal todo depende de sus objetivos y aptitudes. Pero creo que saldrán contentos porque van a aprender muchas actividades nuevas.

Y las nuevas disciplinas como el arbitraje y la mediación. ¿También van a verlas?

En efecto. Hemos hecho un esfuerzo importante para que así salgan mejor preparados. Pero en esta ocasión por especialidad. En mi caso, como penalista que soy les podré enseñar lo que es la mediación penal que poco a poco se va abriendo paso.  De hecho en el nuevo Código Penal se habla de su práctica en cuanto a ejecuciones de condena.

Con tantos abogados que tenemos. Madrid y Barcelona tienen más abogados que Francia y Alemania juntos. ¿Hay salida para todos ellos, realmente?

Todo depende de lo formados que estén. Hay mucha competencia y se tiene que ser competitivo entre tanto letrado. En la propia Escuela de Práctica Jurídica tienen la suerte de que les forman aquellos que conocen bien todas esta materias. Todos son abogados en ejercicio y eso es una gran ventaja. Quien te va a enseñar mejor a ser abogado es un abogado

Primero formarse, entonces y luego ¿especializarse en alguna jurisdicción concreta?

En las grandes ciudades esa es la hoja de ruta. Después hay localidades donde la especialización no tenga otro sentido. Por eso planteamos que en nuestra Escuela no se escoja solo una rama sino al menos dos. 

No siempre cuando uno acaba de este programa formativo tiene claro hacia donde quiere dirigir sus pasos profesionales.  En el momento que ya lleven años en ejercicio quizás puedan hacer otra formación más intensa de la inicial. La preparación del abogado es continuada.

En este escenario ¿cuál es el papel real de las tecnologías para un abogado?

Son claves para la gestión de cualquier despacho. En el caso de la relación del abogado con la administración de justicia, como usted bien sabe, aún hay mucho trabajo por delante en cuanto a esa interacción digital que de momento no llega. En penal no recibimos notificaciones por correo electrónico pero en civil, sí, por ponerle un ejemplo.

A medio plazo las tecnologías serán fundamentales para cualquier rama del derecho. Ahora la presentación telemática de documentos es casi imposible. Veremos si realmente la apuesta del ministro Catalá de lograr una justicia digital el 1 de enero se cumple.

“En la nueva parte común hablamos de atención al cliente, empatía, su relación con la administración; la propia gestión del despacho y el uso para optimizar su tiempo y eficacia”

Ahora en la abogacía de los negocios no hay firma o bufete que no tenga su plan de marketing jurídico.

Es cierto y lo hemos incluido en la parte general de habilidades es un tema que se trabaja. La idea es que el joven abogados sepa de cómo organizar su despacho, su gestión a cómo vender sus servicios al exterior.

 Los propios abogados que empiezan tienen un servicio de orientación jurídica que aunque sea externo a la EPJ pueden utilizar.  Igual pasa con la Biblioteca del ICAB, a la que tienen acceso. Estamos hablando de una de las bibliotecas más importantes de Europa.

De cara a este primer curso, ¿con cuántos profesionales alumnos arranca este primer curso de la nueva EPJ?

Hasta ahora el curso empezaba en octubre y terminaba en julio.  Este año nos adaptamos también a los alumnos que acaban el Máster de Acceso y organizamos tres convocatorias: una de octubre, la de enero y posiblemente una tercera que empiece en abril.  Este es el motivo de no poderle concretar exactamente el número de alumnos que tendremos en esta oportunidad con estos cambios.

A este curso pueden acudir Graduados que han hecho el Máster de Acceso o incluso Graduados que no lo hayan hecho sin estar colegiados. Normalmente se colegian cuando acaban la Escuela de Práctica Jurídica. Lo fundamental es que hayan acabado ese grado de Derecho.  Por desgracia siguen llegando con carencias importantes, entre ellas , las procesales que son una parte importante de nuestro trabajo.

Y tras haber pasado por la Escuela de Práctica Jurídica, ¿qué? ¿Cuál es el siguiente paso en la formación de estos jóvenes letrados?

Al terminar el curso tienen la opción de hacer prácticas tanto en el sector público como en el privado.  Estas prácticas se controlan desde el propio ICAB siendo certificadas desde el CGAE y desde el propio Consell de la Abogacía Catalana. Desde ese momento, si están colegiados ya pueden ejercer.

Ejercer dónde y de qué manera…

Es fundamental que conozcan bien los idiomas, tanto inglés como francés. Si no los tienen ya estudiados lo pueden hacer en los cursos de especialización del ICAB.   La formación hay que seguirla a lo largo de nuestra vida profesional.

En ese posible itinerario ese joven abogado podría hacer un master para especializarse en una materia antes de ejercer. Pero, como el resto de sus compañeros, tendrá que formarse toda la vida para así dar respuesta a las necesidades de sus clientes.

El paso lógico es que el joven letrado empiece a trabajar en un despacho y aprende realmente lo que es la profesión durante unos años. Cuando uno se sienta preparado siempre tiene la posibilidad de montar su propio bufete. Todo depende de la personalidad de cada uno.

Hace unos días supimos a través del Barómetro de la Abogacía del CGAE que la crisis ha impactado y mucho en los abogados.

Es cierto, están siendo años muy duros. Trabajas más por menos dinero pero son los tiempos que nos han tocado vivir. Muchos compañeros lo están pasando mal. Desde el ICAB  La Fundación Degà Ignasi de Gispert que se creó en 1999 intenta a ayudar a esos compañeros con problemas económicos.

 

 

 
 
 

 

 
 
 
 
 
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