MARKETING

COMUNICACIÓN

INTERNET

FORMACIÓN

RRHH

PUBLISHING & EVENTS

Q-LAWYER

DIRECTORIO

Noticias de Despachos

Operaciones

Vida Colegial Comunidad Legal Sistema Judicial Internacional
Arbitraje Mediación TIC Abogados Jóvenes Entrevistas Colaboraciones/Opinión Reportajes Agenda BLOGS LP emprende

 
 
01 de JUNIO de 2015

Abogado, no te rindas

LAWYERPRESS

Por Fabio Valbuena, abogado Castellón

 

Fabio Balbuena. Abogado. CastellónNo se puede ganar siempre. Nadie, en ningún ámbito de la vida, puede vencer eternamente.

Los abogados estamos especialmente acostumbrados a ganar y perder. Todo abogado debe acostumbrarse a recibir victorias y derrotas, pues a la complejidad del entramado legal y jurisprudencial se añade el hecho de que en el proceso siempre tenemos que enfrentarnos a otro compañero/a, igual o más preparado/a que nosotros, y además, por mucho que nos esforcemos, la última palabra siempre corresponde al juez. 

Cuando cursaba la Escuela de Práctica Jurídica, gran parte de los consejos de los experimentados compañeros abogados que nos daban clase era que no nos desanimáramos cuando perdiéramos un juicio. Recuerdo una estadística llamativa: si a los cinco años de ejercicio hemos ganado la mitad de los juicios, podemos sentirnos satisfechos. En aquél momento me sorprendió semejante expectativa, pero con el paso del tiempo, he ido comprendiendo que en la mayoría de los casos, está muy cerca de la realidad.

No deja de sorprenderme que el ejercicio de la abogacía puede provocarte subidones de euforia cuando ganas un juicio, y golpearte muy duro cuando lo pierdes. Los momentos de alegría se alternan con los desencantos. Es una dinámica que se repite en el día a día de los abogados: resoluciones estimatorias, que llegan de forma alterna o paralela a resoluciones desestimatorias. No hablo solo de las que ponen fin al proceso, sino de todas las vicisitudes que se producen durante el procedimiento. Estamos habituados tanto a los “Se estima”, “Se accede…”, o “Se admite…”, como a los “No ha lugar”, “Se deniega…” o “Se inadmite…”. En definitiva, hemos de aprender a convivir con la certeza de que no podemos ganar siempre, aunque también es cierto que las alegrías por las victorias compensan con mucho las decepciones por las derrotas. Y en todo caso, solamente el hecho de pedir justicia para nuestros clientes ya es motivo suficiente de satisfacción, pues como dice Javier Gómez de Liaño (magistrado en excedencia y abogado) "hacer justicia o pedirla es la obra más grandiosa del hombre".

Lo cierto es que vivimos tiempos difíciles para el ejercicio de la abogacía. Ya en el año 2010 el Decano de mi Colegio recibía a los nuevos compañeros en el día de su jura o promesa como letrados diciendo: "empezáis la profesión de abogado, que en estos momentos es dura y difícil; encontraréis dificultades para haceros con una clientela que os permita vivir decentemente de vuestro trabajo", pero al mismo tiempo les recibía con afecto por haber decidido "emprender la honrosa profesión de abogados" y les animaba a prepararse "técnica y jurídicamente para ser los mejores abogados".

                                                                                 

El panorama en los últimos cinco años no sólo no ha cambiado, sino que la situación para muchos compañeros se ha agravado con motivo de las tasas judiciales, que han hecho descender de manera muy importante la entrada de asuntos en los pequeños y medianos despachos, si bien la abogacía ha logrado recientemente que por fin se supriman las tasas judiciales para las personas físicas.

A ello se añaden las voces de quienes vaticinan que la tecnología va a revolucionar el futuro de la abogacía. En 2014 Richard Sussking pronosticó que la abogacía cambiará más en diez años que en el último siglo por el impacto de la tecnología.

Y entonces, con semejante panorama, ¿qué necesitamos los pequeños despachos de abogados? Siempre se nos ha dicho que los abogados necesitamos estudiar, formarnos y  reciclarnos continuamente: tenemos que prepararnos técnica, jurídica y tecnológicamente.

Por si esto fuera poco, hoy día necesitamos dotarnos de nuevas capacidades. Como dice Sara Molina (Marketingnize) en su libro El Abogado 3.0, "sin duda, el ejercicio de la abogacía en el Siglo XXI, dista mucho del modo en que ésta se ejercía en el siglo pasado. En la actualidad se nos exige contar con una serie de habilidades más allá de unos sólidos conocimientos técnicos legales, que deben ser la base de una buena trayectoria profesional. Competencias en: comunicación, marketing, gestión de equipos, generación de negocio, team worker, capacidad de liderazgo, empatía, gestión de riesgos, gestión del conflicto, creatividad, resiliencia, planificación y gestión del tiempo,… van ligados al perfil del Abogado del S.XXI, el Abogado 3.0".

Por su parte, Paula Fernández-Ochoa (+MoreThanLaw) nos dice: "El entorno socioeconómico, la estandarización de servicios, el escenario cada vez más digital, y que el mercado es cada vez más competitivo que nunca, nos lleva a la necesidad de diferenciarnos y de ganarnos la confianza de nuestros clientes", para lo cual considera imprescindible potenciar nuestra marca personal.

Con todo, creo que lo más importante que ha de hacer un abogado novel para resistir es tener siempre presentes las palabras de Winston Churchill: “Nunca, nunca, nunca te rindas”, porque la recompensa llega cuando recibes una sentencia cuyo fallo dice: “Que estimando íntegramente la demanda…”.

 

 

 

 
 
 

 

 
 
 
 
 
 
Nosotros  /  Nuestro Equipo  / Contacto 

copyright, 2015 - Strong Element, S.L.  -  Peña Sacra 18  -  E-28260 Galapagar - Madrid  -  Spain - 
Tel.: + 34 91 858 75 55  -  Fax: + 34 91 858 56 977
info@lawyerpress.com  -  www.lawyerpress.com - Aviso legal