Será
una
de
las
mesas
de
más
repercusión
en
este
XI
Congreso
de
la
Abogacía
de
Vitoria
la
que
tendrá
lugar
este
jueves
7 de
mayo
a
primera
hora
de
la
tarde.
Moderada
por
Carmen
Pérez
Andjuar,
consejera
del
CGAE,
participarán
Elisa
de
la
Nuez
Sánchez-Cascado,
abogada
del
Estado,
directora
de
iclaves,
José
Ramón
Chaves
García,
magistrado
de
lo
Contencioso
Administrativo
en
el
TSJ
de
Galicia,
Josep
Jover
Padró,
abogado
y
Francisco
Pérez
Bes,
abogado,
secretario
general
de
INCIBE.
Con
este
último
hemos
conversado
sobre
la
abogacía
y el
uso
de
la
tecnología
en
este
entorno
cambiante
y
globalizado.
No
en
vano
nuestro
entrevistado
recibía
hace
ya
dos
años
el
premio
Derecho
en
red
al
mejor
perfil
jurídico
en
Twitter.
“La
idea
de
esta
mesa
redonda
es
la
de
ofrecer
puntos
de
vista
y
recomendaciones
a
otros
abogados
que
no
conocen
el
uso
del
as
redes
sociales
o
los
blogs.
En
mi
caso
siempre
he
preferido
compaginar
ambas
herramientas”,
confiesa.
Con
él
también
hemos
abordado
los
retos
que
se
abren
a
este
nuevo
abogado
desde
el
campo
tecnológico,
donde
la
privacidad
y su
respeto
y la
prevención
de
cualquier
ataque
cibernético
son
cuestiones
muy
a
tener
en
cuenta
para
cualquier
profesional.
En
primera
persona
“Hacer
un
balance
de
estos
cuatro
años
que
van
del
Congreso
de
Cádiz,
anterior
a
éste
de
Vitoria
es
muy
interesante.
Pese
a
que
no
estuve
presente
a lo
largo
del
mismo,
sí
servicio
para
poner
en
marcha
ENATIC,
de
forma
paralela,
como
asociación
de
abogados
expertos
en
nuevas
tecnologías.
Tras
cuatro
años
de
vida
ahí
está,
creciendo
como
entidad
y
aportando
mucho
a
los
letrados
que
quieren
introducirse
en
el
mundo
de
las
tecnologías.
Los
cambios
más
importantes
en
este
periodo
de
tiempo
han
sido
legislativos.
Las
reformas
que
están
a
punto
de
entrar
en
vigor
como
el
nuevo
Código
Penal
o la
LECRIM
no
son
sino
el
reflejo
de
una
actividad
importante
en
esta
legislatura.
Como
bien
sabemos
siempre
necesitan
un
periodo
de
maduración
y el
pertinente
trámite
parlamentario
que
no
siempre
es
sencillo
para
que
se
aprueben
estas
medidas.
Al
mismo
tiempo
se
observa
un
cambio
importante
en
el
profesional
de
la
abogacía.
Palabras
como
ciberseguridad
o
ciberataque
empiezan
a
conocerse
porque
la
delincuencia
organizada
busca
y
encuentra
otra
fórmula,
a
través
de
la
red,
para
ser
más
dañina.
La
ciberseguridad
no
es
una
auditoría
de
protección
de
datos
es
un
concepto
más
amplio
que
empieza
a
conocerse
en
empresas
y
entidades
públicas.
Tiene
una
vertiente
de
negocio
y
otra
de
incidencia
que
ya
tienen
en
cuenta
muchas
organizaciones.
Tenemos
que
mentalizarnos
que
antes
o
después
vamos
a
sufrir
un
ciberataque.
Esto
hace
que
tengamos
que
estar
preparados
para
minimizar
esos
riesgos
dentro
de
nuestra
organización.
En
este
estadio
es
fundamental
la
colaboración
pública
y
privada
y
que
los
propios
jueces
sean
más
proactivos
a la
hora
de
tomar
determinadas
medidas
que
apoyen
la
investigación
de
las
fuerzas
de
seguridad
del
Estado.
A
nivel
profesional
también
el
cambio
ha
sido
importante.
Llevo
más
de
un
año
como
Secretario
General
de
INCIBE,
una
de
las
entidades
que
mejor
estudia
la
ciberseguridad
en
nuestro
país.
La
experiencia
ha
sido
muy
positiva
en
un
contexto
en
el
que
ahora
se
habla
mucho
de
ciberseguridad
a
todos
los
niveles.
Creo
que
poder
vivir
ciertas
experiencias
desde
INCIBE
es
un
privilegio,
no
cabe
duda.
Nuestra
entidad
acaba
de
firmar
un
acuerdo
marco
con
el
CGAE
de
cara
a
ver
vías
de
colaboración
entre
ambas
instituciones.
Creo
que
podremos
hacer
bastantes
actividades
de
forma
conjunta
sabiendo
que
INCIBE
conoce
la
parte
técnica
de
la
cuestión
y
desde
el
CGAE
se
puede
estudiar
el
transfondo
legal
de
ese
tema.
Se
trataría
de
trazar
ese
escenario
para
de
la
cultura
de
la
ciberseguridad
aplicada
a un
colectivo
concreto.”
Sr.
Pérez
Bes,
¿le
sorprende
que
este
XI
Congreso
de
la
Abogacía
tenga
como
eje
central
las
tecnologías
y el
concepto
de
abogado
3.0?
No,
en
absoluto.
Hay
que
darse
cuenta
de
la
importancia
de
la
tecnología
que
ya
tiene
en
nuestra
profesión
de
abogados.
Que
la
tecnología
sea
uno
de
los
ejes
de
este
Congreso
traslada
la
apuesta
de
la
modernización
del
sector
y de
una
mirada
hacia
adelante
hacia
lo
que
será
esta
profesión
en
el
futuro.
Este
eje
central
va a
abordar
muchas
cuestiones
relacionadas
con
el
uso
de
estas
herramientas
tecnológicas;
el
propio
impacto
del
derecho
de
las
nuevas
tecnologías
como
conocimiento
transversal
que
afecta
a
otras
ramas
del
Derecho.
Es
un
dato
destacado
que
el
derecho
tic
tenga
un
peso
tan
relevante
en
este
Congreso.
¿En
qué
cree
que
afecta
en
el
trabajo
de
los
abogados
este
impacto
tecnológico?
En
primer
lugar,
en
el
uso
de
las
herramientas.
Una
gran
parte
de
nuestros
compañeros
abogados
las
emplean
porque
saben
que
les
ayudan
a
optimizar
su
tiempo
y a
ser
más
eficaces.
Al
mismo
tiempo,
como
se
verá
en
otra
mesa
redonda
sobre
marketing
jurídico
también
ayuda
a
impulsar
la
marca
personal
del
abogado
y
algunas
habilidades.
La
abogacía
no
ha
tenido
miedo
a
irrumpir
en
la
tecnología,
pese
a
los
problemas
de
privacidad
e
intercambio
de
datos
que
están
ahí
para
todos.
Aquí
quiero
destacar
el
esfuerzo
de
RedAbogacía,
entidad
adscrita
al
CGAE
, de
cara
a
diseñar
diferentes
herramientas
que
ayudan
en
el
trabajo
al
abogado,
como
el
buromail
y
otras
parecidas.
Por
último
se
ha
creado
una
categoría
de
abogados
expertos
en
derecho
tic,
que
está
cogiendo
un
cuerpo
autónomo
importante,
aunque
como
ya
le
comentaba
con
anterioridad
su
transversalidad
con
el
derecho
fiscal,
laboral
o
civil,
por
citar
solo
unas
jurisdicciones
es
evidente.
En
este
contexto
los
problemas
jurídicos
que
surgen
requieren
de
un
análisis
más
profundo
que
hace
unos
años
con
profesionales
que
lo
estudian
casi
con
dedicación
exclusiva.
En
este
entorno,
la
relación
del
abogado
con
su
cliente
también
se
ha
modificado
bastante.
Es
cierto,
el
cliente
tiene
más
información
que
nunca
de
nosotros,
de
la
competencia
y
puede
buscar
realmente
el
servicio
jurídico
que
le
hace
falta.
Se
trata,
en
definitiva,
de
informarse
mucho
más
antes
de
contratar
cualquier
servicio
legal.
En
Reino
Unido
ya
hay
plataformas
donde
los
clientes
valoran
a
sus
clientes
de
la
misma
manera
que
hacemos
con
los
servicios
hoteleros.
Esta
medida
va a
exigir
trabajar
mejor,
ser
transparente
con
tu
cliente
y
tener
más
visibilidad
dentro
de
tu
sector.
¿El
gran
problema
de
la
tecnología
para
los
abogados
es
la
privacidad
de
los
datos?
Hay
que
hablar
de
la
privacidad
pero
entendida
como
parte
de
la
deontología.
Junto
a
ella
hay
también
otras
cuestiones
que
preocupan
a
los
abogados.
Esto
va a
hacer
que
la
propia
deontología
tenga
un
papel
más
importante
que
el
que
ha
tenido
hasta
ahora.
Se
trata
de
una
aplicación
diferente
de
la
misma
con
relaciones
nuevas
que
ahora
surgen
de
su
aplicación.
¿El
concepto
europeo
de
privacy
by
design
va a
ser
posible
en
un
escenario
global?
Europa
tiende
a
unificar
criterios
frente
al
modelo
más
aperturista
de
los
EEUU.
Es
la
sensación
que
trasciende
sobre
los
trabajos
que
se
están
haciendo
en
búsqueda
de
un
Reglamento
Europeo
de
Privacidad.
Al
final
es
posible
que
nos
encontremos
en
la
relación
entre
dos
continentes,
europeo
y
americano,
que
ven
la
privacidad
de
diferente
manera.
Para
llegar
a
ello
estamos
viendo
que
a
nivel
europeo
se
busca
un
enfoque
común,
lo
que
hará
que
se
generen
cambios
en
legislaciones
nacionales
para
encontrar
ese
modelo
común.
Este
es
un
tema
de
capital
importancia,
un
entorno
europeo
con
multinacionales
norteamericanas
que
no
se
adaptan
a
este
escenario
hasta
el
momento.
Otro
debate
que
está
ahí
tiene
que
ver
con
la
seguridad
que
ofrecen
los
Estados
y
cómo
puede
afectar
algunas
de
estas
medidas
excepcionales
a
derechos
fundamentales.
Que
se
haya
reforzado
algo
la
seguridad
de
los
Estados
no
creo
que
se
haya
hecho
en
detrimento
de
ningún
derecho
fundamental
hasta
la
fecha.
Me
consta
que
en
el
momento
histórico
que
vivimos
se
trabaja
en
la
línea
de
buscar
un
equilibrio
entre
esas
medidas
de
seguridad
y
nuestros
derechos
fundamentales.
En
este
caso,
el
papel
de
control
del
juez
es
fundamental
para
evitar
abusos
como
aparece
en
la
reforma
de
la
LECRIM
nueva.
Las
fuerzas
de
seguridad
se
quejan
del
papel
a
veces
premioso
de
los
jueces,
y
piden
más
celeridad
en
su
forma
de
trabajar
y
adopción
de
medidas.
Es
evidente
que
se
requieren
decisiones
rápidas
porque
los
problemas
suceden
de
la
misma
manera
y
hay
que
ponerles
freno.
Siempre
que
se
consiga
una
respuesta
rápida
frente
a
cualquier
ataque
los
daños
se
minimizan
y la
eficacia
de
la
investigación
se
multiplica.
Debemos
tender
a
agilizar
al
máximo
posible
tanto
la
labor
del
juez
como
las
investigaciones
de
las
fuerzas
de
seguridad
para
que
puedan
hacer
mejor
su
trabajo.
A
este
respecto
hay
que
destacar
el
papel
que
realiza
la
Fiscalía
especializada
en
Cibercriminalidad,
profesionales
vertebrados
en
toda
España
que
se
dedican
a
esta
nueva
forma
de
delincuencia.
Al
mismo
tiempo
los
jueces
cada
vez
tienen
más
conocimientos
de
lo
que
es
este
entorno,
tanto
a
nivel
formativo
como
también
de
prueba
digital.
Cuando
más
medios
haya
para
luchar
contra
el
cibercrimen,
más
eficaces
seremos. |