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27 de ABRIL de 2015

Carlos Alberto Andreucci, vicepresidente de la UIBA:
“Ser abogado sigue siendo una profesión de riesgo”

LAWYERPRESS / @LuisjaSanchez

Carlos Alberto Andreucci, vicepresidente de la UIBA

En estos  VII Encuentros de Madrid, como ya sucede a lo largo de su historia, hemos podido conocer los puntos de vista de juristas de los cinco continentes. Poco antes de empezar la ceremonia de entrega de medallas a los abogados madrileños en el Tribunal Supremo charlamos con Carlos Alberto Andreucci, presidente de la Federación de Colegios Argentinos en el periodo 2003-2011;  Presidente de los Colegios y órdenes de abogados de Mercosur entre 2012 al 2014 y actual vicepresidente de la UIBA desde el 2006, quien ve varios elementos comunes en el ejercicio de la profesión de abogado en cualquier parte del mundo: . Hay que darse cuenta que todos estamos aquí por vocación, por encima de todo; luego hay problemáticas comunes; la discusión de la formación del abogado tanto a nivel Universitario como en su puesto de trabajo. Otro tema de interés tiene que ver con la ética, el conflicto ético y el respeto al cliente. Que esta profesión no esté invadida por intrusismos. También sobre la remuneración del abogado hay mucho que decir sobre todo cuando hablamos de un intangible pese a que no podamos garantizar un resultado al cliente”, aclara. Por último, recuerda que ser abogado “como ya lo dijo la ONU hace tiempo es una profesión de riesgo y en muchos países, algunos compañeros lo pasan mal. Aquí los Colegios Profesionales ayudan mucho al letrado tanto a nivel nacional como internacional”.

Sr. Andreucci, a lo largo de estos VII Encuentros en Madrid hemos visto problemáticas comunes en la abogacía de todo el mundo; es el caso de la ciberdelincuencia, por ejemplo.

El abogado debe trabajar en dos grandes planos. El primero desde una normativa que respeta los derechos constitucionales de las personas. En ese contexto debe ser el juez quien respalde esas actuaciones que se hagan.

No podemos olvidar que los delitos tecnológicos ahora son muy sofisticados algunos de ellos y que el problema de la territorialidad hace que no haya unos cánones comunes a la hora de perseguirlo.

En segundo lugar, nadie discute la necesidad de la formación activa de los abogados en derecho penal y no penal, cuando hablamos de protección de datos, Es fundamental estar a la altura de este tipo de delitos tecnológicos.

“La inteligencia artificial es uno de los grandes desafíos de las plataformas tecnológicas. Sin embargo el papel del abogado seguirá siendo insustituible. Humanizará y ordenará toda esa información que se genere”

Ahora vivimos una incertidumbre, se habla de más seguridad pero posiblemente los derechos de los ciudadanos se vean afectados.

Como presidente de la FACA vivimos una experiencia enriquecedora, un episodio de secuestro seguido de muerte en Argentina, el caso de Alex Blumberg. Su padre  logró una gran movilización y la aprobación de la Ley Espia. Con esta norma se interceptaban todas las comunicaciones tanto alámbricas como inalámbricas.

En esta situación presentamos una acción de clase que ayudó a preservar la intimidad de todos los ciudadanos, la confidencialidad en el manejo de las comunicaciones y sobre todo el derecho a estar con uno mismo.

La dicotomía seguridad y libertad no puede cercenar los derechos de los ciudadanos. Si se hace algo debe realizarse de forma proporcionada, con carácter temporal e intervención judicial.

En la mesa que usted ha participado se hablaron de los retos a los que se enfrenta la abogacía, la tecnología es uno de ellos, ¿verdad?

Hoy el ciudadano accede a una cantidad enorme de información gracias a la llamada web 2.0 que cree que es verosímil pero no es así en muchas ocasiones. El abogado no debe renegar de la tecnología sino convertirla en un aliado para su gestión diaria. De esa forma podrá seguir asesorando de manera certera a los propios ciudadanos.

Los jóvenes letrados lo tienen más sencillo adaptarse a este nuevo entorno digital del que son nativos. Por su parte, el llamado abogado común, que sería el resto debe entender este nuevo panorama que se abre con la tecnología. Con su empleo le da un amplio margen de mejora en la resolución de conflictos que ahora para él es impensable.

Richard Susskind, ideólogo de la abogacía, habla de un cambio radical por la llegada de la tecnología y que habrá trabajos que ya no hagan los letrados y sí algunas máquinas.

La inteligencia artificial es uno de los grandes desafíos de las plataformas tecnológicas. No podemos olvidar que el abogado humaniza esa información al ordenar toda esa documentación que le llega. Seguirá siendo insustituible.

Con internet aparecen nuevas realidades, algunas de ellas virtuales. La labor del abogado va a ser clasificar, ordenar y darle certeza a esa información. Es el caso de la Wikipedia donde se procura que los contenidos sean fiables por terceros.

¿Es la abogacía una profesión de riesgo, hoy en día?

Así es. La propia ONU la declaró como profesión de riesgo hace años. La agresión que en el mundo sufre el abogado en el ejercicio de su profesión es dramática. Se afecta a su libertad y a su propia dignidad, incluso a su patrimonio y familia.

En países como México, Guatemala, en todo lo que es la cultura árabe es preocupante porque muchas veces pierde la vida en determinados sucesos.  Esto es importante que las jóvenes generaciones de abogados lo entiendan: ser abogado es una lucha permanente con muchos riesgos externos.

¿Qué papel deben jugar los Colegios de Abogados en el futuro?

A la hora de contestar una pregunta tengo que mencionarle a Angel Osorio Gallardo y su libro “El alma de la toga” que señalaba que donde hay más de dos abogados hay un Colegio. Hay que darse cuenta que un abogado solo es presa fácil del poder. Los Colegios garantizan la independencia de los abogados; que los ciudadanos tengan un defensor que no esté amenazado. Sin abogados independientes no puede haber Estado de Derecho.

Hay que darse cuenta que los propios Colegios al ser independientes y no están involucrados con los políticos de turno sino que tienden a cumplir un cometido estatal que es el control de la abogacía, elemento clave para la defensa de los derechos de los ciudadanos.

Los Colegios velan entonces porque los propios ciudadanos no estén presionados por ningún sector político concreto. Por eso molestan tanto a los fines de cualquier proyecto político. Es una gran noticia que en la Constitución Española en su articulo 36 se hable del papel de los Colegios de Abogados. Pero no se pueden dormir. El poder político siempre estará al acecho de cualquier vaivén.

Con el entorno global del que hablábamos antes, marcado por la tecnología, ¿se modificará bastante el concepto que hoy tenemos de Colegio de Abogados?

Es posible que cambie algo. Los Colegios además de ser elemento clave para preservar el Estado de Derecho tendrán que mejorar su portfolio de servicios y mejorar el sistema de pertenencia del propio abogado a su entidad colegial.

Los Colegios tendrán que profundizar en su democratización, en orden a su elección y renovación de cargos directivos, a la profesionalización en el futuro de alguno de esos cargos. Al mismo tiempo tendrán que ser elementos que animen al abogado en su vocación profesional desde la motivación.

Uno de los desafíos en el mundo que tienen los Colegios tiene ver con la recuperación del impulso y del coraje. Se trata en muchos casos de un replanteamiento de lo que van a hacer sin perder su esencia asociativa.

En estos VII Encuentros en Madrid también se ha hablado de la situación de los métodos alternativos de conflictos frente a la jurisdicción.

La situación ha ido evolucionando si analizamos el estudio hecho desde el Observatorio que posee la UIBA para este tipo de asuntos.  Algunos datos señalan que un 80 por cien de los ciudadanos son partidarios de buscar métodos alternativos al proceso judicial normal.  El ciudadano busca otro método más agil y de mayor seguridad jurídica.

Con estos datos se genera la ilusión por un nuevo modelo basado en la mediación y la conciliación. El problema es que muchos ciudadanos creen aún en el poder del juez por encima de cualquier otro. Frente a ello la mediación abre la puerta a que las partes busquen la solución al conflicto entre ellos.

Este cambio cultural requiere profesionales formados que entiendan que el litigio es una herramienta pero no es la esencia de la abogacía.  Con métodos como el arbitraje o la mediación los conflictos se solventan de otra manera. En el caso del primero, lo mejor es que sea de derecho y que las propias entidades colegiales sean las que respalden los propios centros de arbitraje. Este sello puede ser garantía de seriedad y profesionalidad.

Hace unas semanas se ha creado el CIAR, Centro Iberoamericano de Arbitraje, que tendrá sede en la capital de España.

Se firmó el convenio constitutivo el pasado 19 de marzo en Buenos Aires y se va a convertir en un eje central de cambio a nivel jurídico en LATAM.  Es una entidad creada por la sociedad civil iberoamericana; abogados; empresarios; Cámaras de Comercio y otros interlocutores de prestigio. Va a facilitar a la pequeña y mediana industria encontrar soluciones alternativas para sus asuntos. Para que las pymes crezcan en un mercado más amplio del de su ámbito de actividad necesitan seguridad jurídica que puede ahora darle el propio CIAR.

El arbitraje de esta entidad, con garantía de la profesionalidad de los árbitros y a bajo coste, va a ayudar a que muchas empresas de menor tamaño se dedican a exportar a otros países con más garantías que antes. A la vez, las políticas activas de los Estados del fomento de las pymes y su actividad, serán claves en su desarrollo posterior.

 

 

 
 
 

 

 
 
 
 
 
 
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