“No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate que
puedes hacer tú por tú país” (Kennedy), “Más vale tarde que nunca” o “Querer es
poder”, son mucho más que palabras. Son una filosofía de vida que absolutamente
todos deberíamos tener muy presentes cada mañana al despertarnos. Una filosofía
de vida que, en mi propia experiencia me ha llevado a superar circunstancias
difíciles y a traspasar barreras. ¿Por qué no hacer aquello que tu intuición
dice que hagas? Siempre encontrarás el modo de hacerlo, no lo dudes.
Hablaré de emprendimiento más allá de los cuarenta años, desde la
convicción que nunca es tarde para crear algo tuyo, solo tuyo. Quizá hace años
ni te lo planteaste porque en España no nos educaban para ser empresarios (ojalá
hubiese sido así) o quizá, aunque te atrajese la idea, las circunstancias
personales no fueran las más adecuadas para aventurarse en algo desconocido, o
simplemente eras feliz con tu situación profesional.
Pero hemos llegado a 2015, una época de grandes cambios económicos,
políticos y sociales. Un tiempo con un mundo abierto, sin fronteras, con tantas
oportunidades como puedas ser capaz de imaginar, con infinito acceso a
información de calidad. Emprender es posible si quieres hacerlo.
Las respuestas, a tus preguntas, a tus dudas, en la mayoría de las
ocasiones, las tienes tú. De ti dependerá avanzar o resignarte a permanecer como
estás. Los cambios se afrontan con valentía, si te quedas en el terreno del
miedo no culpes a los demás de la situación en la que te encuentras. Con fuerza
y con determinación conseguirás aquello que te propongas.
Nunca he sido partidaria de hacer algo porque no quedase más
remedio. Esa no es la solución. La solución a las dramáticas cifras de
desempleo que tiene nuestro país no consiste en emprender por emprender y como
única salida o alternativa posible. Bienvenidas sean todas las medidas del
Gobierno encaminadas a favorecer el emprendimiento de toda la sociedad, sin
límite de edad.
Y menciono la edad porque, hasta hace relativamente poco tiempo, la
estrategia era fomentar el emprendimiento y el autoempleo en los menores de 30
años. ¿Por qué? Cuando precisamente el desempleo en los mayores de cuarenta años
(2,5
millones) sigue siendo muy superior al de desempleados menores de 30 años (1,5
millones de personas). Me gustaría que este dato se tuviera presente, más
presente de lo que se tiene.
Nunca es tarde para emprender. Un profesional sénior posee ventajas
que le diferencian de un emprendedor más joven. Cierto es que a los más jóvenes
se les presupone un mayor potencial de innovación y creatividad pero, de la
misma forma, es fundamental el know how que aporta un profesional de más edad a
la hora de crear una empresa.
El networking, la red de contactos profesionales que el más
experimentado tiene, es difícilmente alcanzable en un joven emprendedor. Este
hecho, al que quizá no se le preste la atención adecuada, supone un activo que
puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso de un negocio. Además,
una persona que ha trabajado en diferentes empresas y en diferentes puestos es
portador de experiencias de incalculable valor.
Aquel trabajador que se ha hecho a sí mismo, que ha empezado desde
abajo y ha ido mejorando económicamente, subiendo poco a poco, que ha caído con
la crisis y se ha levantado, que ha vuelto a empezar una y otra vez, desde cero,
este es el empresario de éxito del futuro ¿sabéis por qué? porque le sobra
fuerza, coraje, madurez, ya aprendió de sus errores y de errores de los demás,
ha trabajado para otras personas con sus pros y sus contras, sabe
identificar riesgos, reconocer oportunidades y afrontar los desafíos.
Las ideas están claras y tiene mayor seguridad financiera. La
década de los cuarenta es una década maravillosa de libertad personal y de
sabiduría donde eres consciente de quien eres, conoces tus fortalezas y tus
debilidades.
MI prioridad es destacar lo positivo y por eso no le doy excesivo
protagonismo a las trabas que puedan existir a la hora de lanzarte al
emprendimiento. Nunca antes habíamos vivido una época con tal cantidad de
información a nuestro alcance. Todo aquel que tenga el deseo de saber, de
conocer y de avanzar tiene un abanico inmenso de posibilidades.
Congresos como Spain Startup The South Summit, el Salón Mi Empresa
o Madrid Excelente, por mencionar algunos a los que he tenido oportunidad de
asistir en los últimos meses en Madrid, son ejemplos de espacios donde se dan
encuentro inversores, empresarios, nuevos emprendedores y autónomos.
Las lanzaderas de proyectos, no son en absoluto algo novedoso: ya
en 1984, se creó en Bélgica el primer Centro Europeo de Empresa e Innovación con
el objetivo de acompañar a los emprendedores en su camino y facilitarles
asesoramiento, formación, alojamiento y financiación.
¿Cómo garantizar el éxito de una nueva idea? Sencillo: Hacer
aquello que te apasiona y creer en tu proyecto. A partir de aquí, diseñar una
buena estrategia de comunicación y rodearte del mejor equipo.
Hoy más que nunca es absolutamente imprescindible la colaboración:
establecer sinergias, unir talento, fuerza y energía. La confianza fomenta y
facilita las relaciones de interdependencia. Es la clave de un trabajo en
equipo. Y no poner límites a tu expansión. No hay límites en internet ¿por qué
tendrías que ponerlos tú a tú sueño?.
Por eso, si tu situación actual no te agrada, si eres un
profesional sénior que ha perdido su empleo o simplemente te encuentras en un
punto de inflexión y quieres ser dueño de tu vida, por qué no emprender y
ofrecer a los demás aquello en lo que tú sabes que eres bueno.
Aquello
que es tu pasión. Crear una empresa no es cuestión de edad es cuestión de ganas.
Querer es poder. Cree en ti. ¡Y adelante! |