Intentar resumir en un artículo una problemática tan compleja, en la que intervienen tantas variables, con una casuística tan diversa y una presencia tan marcada del factor emocional no es tarea fácil.
Aún a riesgo de caer en la generalización y el reduccionismo, centraré la reflexión en uno solo de los múltiples factores que dificultan en el seno de las familias, el abordaje de estrategias prácticas de intervención a la hora de planificar, desarrollar y poner en marcha un plan de cuidados de la persona dependiente:
La comunicación y de cómo la Mediación puede ayudar, restableciendo y/o generando canales y mecanismos nuevos, a mejorar las relaciones entre las partes y agentes implicados en pro de una mejor calidad asistencial de la persona dependiente y un reparto más equitativo de las cargas , tanto emocionales como económicas y de trabajo , que conlleva el cuidado de los familiares en situación de dependencia, especialmente con motivo del envejecimiento.
Punto de partida:
La vorágine de la vida diaria en la estamos inmersas las personas ( conciliación de la vida familiar y laboral, desempleo, problemas económicos, etc.) hace que nuestro día a día sea un continúo “apagar fuegos” y que dediquemos poco tiempo a “ prevenir incendios”. Pensamos poco a largo-medio plazo y aunque la vejez es una etapa más de la vida a la que , con suerte, todos y todas llegaremos , son muy pocas las personas que abordan este hecho, tomando las riendas y el protagonismo sobre sus propias vidas y planificando cómo quieren vivirla.
Lo más común suele ser que un día, “como de repente”, por la aparición o agravamiento de una enfermedad preexistente , una caída , la viudedad o cualquier otra circunstancia nos encontremos de bruces con que hay un padre , una madre, un familiar en suma, que requiere de nuestros cuidados , atención y tiempo.
En ese momento se puede producir una situación de crisis familiar.
Causas
- Alto grado de emotividad de la situación.
- Diferentes enfoques , valores y percepciones de un mismo hecho .
- Dificultades de comunicación.
- Falta de habilidades de negociación.
- Falta de empatía entre las partes implicadas.
- Mismo grado de parentesco/ diferente grado de implicación…
Consecuencias:
- Improvisación: Una sola persona o una pequeña parte de la familia , normalmente los que están más cerca física o afectivamente se hacen cargo de la situación.
- Perduración: ( Incluso perpetuación ) de esta situación improvisada a lo largo del tiempo.
- Desentendimiento y distanciamiento del resto de la familia.
- Agotamiento y sobrecarga del cuidador/a principal.
- Situaciones de estrés, ansiedad y frustración.
- Deterioro o ruptura de la comunicación y las relaciones familiares.
Propuesta:
“ Sentémonos a MEDIAR : Dialoguemos ”.
¿Qué puede hacer LA MEDIACIÓN en estos casos ?
Los mediadores somos unos profesionales neutrales e imparciales que ni damos soluciones a las partes ni juzgamos en ningún momento a las personas o las situaciones en las éstas están inmersas.
Mediante unas sesiones de Mediación , cuyo número depende de cada caso particular, pero en general oscila entre tres y seis, conducimos un proceso de comunicación entre las partes que acuden a nosotros de manera voluntaria , con buena fe y propósito de cooperación , para ayudar a éstas a encontrar una solución consensuada a su conflicto.
En la Mediación las partes , que aquí llamamos Mediados y cuyo número es variable , gracias a la flexibilidad del proceso , otra característica básica de la mediación y que da cabida a personas que fuera de este contexto no serían tenidas en cuenta como parte del conflicto pero que pueden ser parte de la solución al caso ( piénsese no solo en la familia nuclear , sino también en la extensa, amistades, vecinos que puedan colaborar…) casi siempre consiguen llegar a acuerdos por varios motivos:
Se restablece la comunicación : Gracias a unas reglas y unas normas , muy sencillas a priori pero que nos es muy difícil poner en práctica cuando estamos presos de nuestras emociones ( “ estado de pasiones”) como son :
- Hablar por turnos de palabra , con la certeza de que todos vamos a poder hablar, escuchar y ser escuchados por igual.
- Mantener unos mínimos de respeto y educación : No interrumpir ni ser interrumpidos, no insultar ni descalificar…)
- Utilizar el “ lenguaje en YO”. Es decir, hablar desde lo que yo siento o cómo yo vivo la situación, lo cual favorece la empatía de la otra parte , en contraposición con el “lenguaje en TÚ” en el que expresamos de forma acusatoria lo que la otra parte hace o deja de hacer y da lugar a actitudes defensivas que no favorecen el encuentro.
Desde este restablecimiento de la comunicación, que permite abordar el problema desde las diferentes perspectivas de todas las partes implicadas , incluida , si sus capacidades cognitivas lo permiten, la persona que necesita la asistencia ( muchas veces la gran olvidada en estos procesos) se puede empezar el análisis racional del conflicto y la búsqueda de soluciones adecuadas.
Los acuerdos alcanzados a través del proceso de mediación tienen un amplio grado de cumplimiento, dado que nacen de la voluntad y el compromiso de las partes, no vienen impuestos por un tercero ajeno a las circunstancias y desconocedor de los pormenores y particularidades del caso.
Restablece equilibrios , mediante el empoderamiento que otorga a los mediados la posibilidad de poder comunicarse de forma asertiva .
Y en definitiva y como consecuencia mejora el vínculo familiar, en tantas ocasiones dañado, que es la premisa necesaria para poder abordar situaciones o conflictos como el nos ocupa, cuya naturaleza es claramente humana , familiar y relacional , más que jurídica .
Acudir a MEDIACIÓN, cuando nos encontramos con una situación como la descrita o incluso antes, cuando preveamos que pueda darse, es asumir de forma activa y responsable cómo queremos o necesitamos conducir nuestro día a día.
Es, en definitiva, un paso para tomar las riendas de nuestra propia existencia, para ser personas más libres y autónomas , para ser protagonistas de nuestro propio destino en vez de vernos abocados , atrapados o forzados por las dificultades que el envejecimiento y/o la dependencia (tanto propia como de nuestros familiares ) va poniendo en el camino en el camino de nuestras vidas.