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El impacto internacional del Cibercrimen
MADRID, 20 de OCTUBRE de 2014 - LAWYERPRESS

Por Silvia Barrera. Inspectora de la UIT de la Policía Nacional

Silvia BarreraLa lucha contra el Cibercrimen requiere una aproximación diferente a lo que ha sido la concepción y visión del delito tradicional. Un cambio de mentalidad radical para afrontar las diferentes estructuras que plantean las Nuevas Tecnologías. La clave de esta postura radica en el hecho de que los cibercriminales no necesitan presencia física en el lugar de la escena ni en sus formas de comunicación.

Esta transnacionalidad e internacionalización del delito provoca circunstancias ya habituales como que los cibercriminales se encuentren en Ucrania, Croacia o Rumanía, las víctimas diseminadas a lo largo de toda Europa y los servidores comprometidos en terceros países como Estados Unidos y Rusia. Con el mínimo esfuerzo y riesgo, los autores pueden infectar miles de ordenadores, robar credenciales e identidades y obtener un lucro ingente.

Para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, estos nuevos ciberretos comportan la necesaria orientación operativa hacia la colaboración y coordinación policial más allá de sus fronteras. No obstante, esta cooperación no está libre de dificultades. El  primer problema que se plantea es la no existencia de marcos legales nacionales propios adaptados para garantizar la puesta en marcha efectiva de proyectos  a nivel internacional,  bajo las premisas del Convenio de Budapest.

Tanto dentro de la UE como con terceros países esta adaptación del marco normativo no es sólo deber exclusivo del propio Estado y su legislación nacional sino también de la cooperación del sector privado, las agencias internacionales y el mundo académico, como agentes influyentes y/o decisivos para permitir esta cooperación. Existen millones de datos, no sólo provenientes de los ciudadanos sino también de la empresas que no encuentran el medio de reporte adecuado para su posterior tratamiento policial.

Por otro lado, la sofisticación del cibercrimen es además una amenaza. Los escenarios de actuación son cada vez más complejos y sofisticados, el número y tipo de ataques y víctimas generan cada vez más un daño económico más cuantioso. Los exponentes de esta evolución son: el anonimato y el modelo “Crimen como modelo de negocio”. Este concepto gira en torno a la existencia de una economía digital underground con una amplia variedad de servicios electrónicos que hacen posible cualquier tipo de ciberdelito. Cualquier criminal tiene ahora fácil acceso a servicios tales como el alquiler de botnets, ataques de denegación de servicios, desarrollo de malware, robo de identidad y credenciales y esta amplia oferta conlleva a sí mismo un aumento del crecimiento.

La transnacionalidad y los nuevos medios digitales de comunicación han cambiado la organización y jerarquía del crimen organizado tradicional, que han derivado aún más en una estructura más compleja y más dañina.  La existencia de estos foros underground generan un networking criminal cuyo entendimiento e investigación es cada vez más impreciso e impredecible.

La técnicas de anonimización, conocidas como Darknets, son herramientas lícitas que protegen la privacidad del usuarios ya que permiten una comunicación difícilmente rastreable pero la otra cara de la moneda es la explotación de las características de estas redes para el servicio criminal en los mercados online ilícitos de drogas, armas, mercancías robadas, robo de identidad y credenciales, tráfico de seres humanos o pornografía infantil.

Estos mercados se complementan con los mecanismos de pago electrónicos anónimos y las monedas virtuales tipo bitcoin o criptomonedas. Al igual que las aplicaciones de anonimización, estos métodos de pago son utilizados por los criminales para transacciones seguras de dinero y el blanqueo de capitales. Estas implicaciones también exigen plantear nuevas técnicas de trazabilidad de las fuentes de actividad criminal.

En estos último tiempos y como el lector habrá podido comprobar, estamos asistiendo a importantes cambios en cibercrimen. Malware más sofisticados que crean y controlan redes de botnets, redes peer to peer que dan alojamiento y control a la infraestructura de otros robots o del tradicional key logging y robo de información privilegiada al ransomware y la sofisticación del troyano bancario.

En el área del fraude online de pago con tarjetas, las pérdidas ya han superado a los fraudes de tarjeta física y están también provocando grandes pérdidas en la industria aeronaval, hotelera y el comercio electrónico. Algunos factores clave que fomentan este incremento son el compromiso de datos a gran escala que alimentan los foros undergorund y la baja implantación de medidas de seguridad llevadas a cabo por merchants y la industria financiera, como los fallos de seguridad en el sistema 3DSecure.

El e-commerce no sólo se ve comprometido por los mercados underground sino que su uso es cada vez más extendido para la realización de compras online y monetización de bienes intangibles  a través de las mulas.

La pornografía infantil online también evoluciona a conductas delictivas tipo sex-extortion,  grooming, el live streaming (en directo), la autoproducción de pornografía infantil o menores que se graban para distribuir el material. Todas estas conductas se ven facilitadas por variedad de herramientas anonimización, los proveedores de alojamiento blindados y la utilización de moneda virtual.

La evolución del cibercrimen no sólo está relacionado con la especialización de las técnicas criminales sino con otro tipo de eventos tanto humanos como tecnológicos.  La existencia en aumento de 2,9 billones de usuarios con 10 billones de dispositivos móviles con acceso a Internet constituye un mayor espectro de ataque. El desarrollo del Big Data, el “Internet of Everything, nuevos métodos de ingeniería social, el Cloud Computing, la inteligencia artificial y la transición al Protocolo de IPv6 constituyen plataformas de ataque potenciales y más vulnerabilidades que explotar.

Los países pertenecientes a la Unión Europea deben ser conscientes de que son uno de los principales objetivos para toda esta actividad criminal por el nivel de vida y el uso de las nueva tecnologías como estandarte de ese desarrollo. Aunque todavía existen países que necesitan reforzar sus capacidades para responder de forma efectiva al Cibercrimen.

Por esto, Europa y otros países desarrollados están en el punto de mira de terceros países que buscan dirigir sus ciberataques contra éstos ya que esta actividad criminal online les proporciona más ingresos que los procedentes de una actividad legal.

¿Tendremos suficientes recursos para resistir y dar una respuesta eficaz y contundente? Ya los veremos.

 

 

 

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