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OPINION

 
El mejor de los propósitos
MADRID, 19 de SEPTIEMBRE de 2014 - LAWYERPRESS

Por Emilio Gude, Abogado y Adjunto al Director de Ceca Magán

Emilio GudeEl 12 de septiembre de 1962, en la Universidad de Rice, en Houston (Texas), John Fitzgerald Kennedy, pronunció su famoso discurso anunciando que los Estados Unidos lograrían enviar a un hombre a la Luna antes de que terminase esa década. Sabía la dificultad que entrañaba y el retraso que su programa espacial tenía con respecto al programa soviético, que hasta la fecha había ido por delante poniendo en órbita el satélite Sputnik, en 1.957 y el vuelo de Yuri Gagarin en 1961. Aquel día, mostro al mundo su determinación y propósito de lograrlo:

Pero, ¿por qué, dicen algunos, la luna? ¿Por qué elegirla como nuestro objetivo? Y podrían también preguntar perfectamente, ¿por qué escalar la montaña más alta? ¿Por qué hace 35 años sobrevolamos el Atlántico? ¿Por qué Rice juega en Texas?

Hemos decidido ir a la luna. Elegimos ir a la luna en esta década y hacer lo demás, no porque sean metas fáciles, sino porque son difíciles, porque ese desafío servirá para organizar y medir lo mejor de nuestras energías y habilidades, porque ese desafío es un desafío que estamos dispuestos a aceptar, uno que no queremos posponer, y uno que intentaremos ganar, al igual que los otros.

Jack Kennedy contaba con los cuantiosos recursos de una de las naciones más poderosas del mundo, entre los que se encontraban algunas de las más brillantes mentes del planeta y el esfuerzo de 200 millones de personas a las que supo motivar. Naturalmente su propósito no era fácil, sino muy difícil, como correspondía.

Con la llegada del nuevo curso es inevitable que nos planteemos nuevos propósitos que alcanzar durante el transcurso del mismo. Las vacaciones suponen, además de un descanso, un tiempo fundamental para pensar en el pasado reciente, tratar de ordenar las ideas y, si hemos sacado buenas conclusiones,  proponernos las acciones que llevaremos a cabo durante el período que vamos a empezar.

Debemos diferenciar entre propósito y objetivo, dado que este último es la fijación específica del propósito. No es lo mismo proponerse empezar a correr, que fijarse una carrera concreta del calendario y el tiempo que vamos a emplear en recorrerla. Dentro de la estrategia y gestión se utiliza el concepto SMART, no por su acepción de “inteligente, sino como acrónimo, para establecer las características que debe tener un objetivo. Así, un objetivo SMART viene determinado por sus siglas: specific (específico), measurable (mensurable), achievable (alcanzable), realistic (realista) y time-bound (tiempo determinado). Algunas de las siglas puede variar en función de autores; r por relevant, t por time-limited, etc, pero no cambia el sentido. SMART, por lo tanto, no es más que determinar qué características debe tener nuestro objetivo para que pueda ser logrado. Así, por lo tanto, debemos establecer que queremos conseguir dentro de unos parámetros concretos, asequibles y ajustados a nuestros medios. En definitiva, y ya me perdonarán a todos los que esta afirmación les rechine, aplicar el sentido común.

Porque además no toda planificación determina la consecución del resultado. Scott planificó su conquista del Polo Sur, estaba preparado, era experto, poseía toda la determinación y estaba rodeado de un buen grupo de hombres. Sin embargo,  como el propio Capitán Scott dijo “lo peor ha sucedido (sucedió)” al comprobar que Roadl Admunsen había llegado al Polo Sur, cinco semanas antes. El éxito fue del noruego y no del británico, quien a su vuelta se enfrentaría a un desafío aún mayor que no logró vencer, pereciendo con todo su grupo. Scott escribió antes de su muerte en su “Mensaje al público”:

Tomamos riesgos, lo sabíamos, las cosas han ido en nuestra contra y por lo tanto no tenemos motivo de queja, sino sólo someternos a la voluntad de la Providencia, determinados todavía a hacer lo mejor hasta el final.

Son muchos los propósitos de inicio de curso tanto de índole personal como empresarial. Desde los habituales de dejar de fumar, apuntarse a inglés, hacer deporte y leer más a otros de mayor calado, generalmente profesionales, que exigen cambios más o menos relevantes. Animaría a dejar de fumar, a  hacer deporte, a mejorar su inglés y a leer más pero sobre todo, en el campo profesional, animaría a abordar ciertos cambios en la gestión de nuestras firmas, sobre todo a aquellas más pequeñas, que nos permitan ser más competitivos, estar mejor gestionados y con un atractivo mayor para nuestros clientes que no verán en nosotros, el habitual desempeño de toda la vida.

Un buen propósito es implementar instrumentos de control y medición que nos permitan conocer nuestra rentabilidad, que nos ofrezcan parámetros concretos de cuál es nuestra dedicación, su coste y el resultado tangible.  Eso nos permitirá centrar nuestros esfuerzos en clientes y procesos y desechar otros que lo único que hacen es sumar horas en nuestro esfuerzo sin apenas recompensa.

También es una buena propuesta, elaborar una sencilla gestión documental que permita no sólo la ordenación de documentación y su localización inmediata, sino una simple catalogación de nuestras propias sentencias, nuestros escritos y modelos, las noticias jurídicas que son interesantes, los artículos sobre cuestiones legales y cualquier otro elemento documental que nos ahorre tiempo cuando necesitemos conocimiento sobre una cuestión. Una vez sistematizado nuestro procedimiento, nutrirlo en el día a día, en la pequeña escala que lo queremos alimentar, no supone un gran esfuerzo y por el contrario, nos permite ganar horas en la búsqueda de jurisprudencia, doctrina, etc…

Por último, en la medida de lo posible, dar oportunidades a los jóvenes graduados o licenciados. Bien por contratación si la firma tiene resultado suficiente para abordarlo, bien por la vía de becarios y alumnos en prácticas, con un desembolso digno y reglado, que cumpla la doble misión de, por un lado, realizar trabajos que seguramente nos quitan tiempo y no aportan valor y por otro, la de encontrar talento que merezca, una vez acabado el período de prácticas, la contratación para nuestra firma nutriéndola de talento puro

Son tres propósitos realmente sencillos de conseguir y que nos ayudarían bastante en el ámbito profesional. Son ejemplos generales que cada uno podría adaptar a su firma, si es que no se ha hecho y si ya está implantado, seguramente fruto de la inicial reflexión y toma de realidad, habrá otros propósitos y objetivos que alcanzar: mejora de marca, implantación de “paralegals”, responsabilidad corporativa, etc… 

Tan sólo recordarles dos cuestiones más, la primera es que se lo piensen. No es necesario proponerse nada. Parafraseando la surrealista, divertida y excepcional película de José Luis Cuerda, “Amanece que no es poco”: es contingente pero no necesario. Si ven que no es el momento o no se ven con fuerzas, es mejor que lo dejen ir, que no inicien ningún propósito. El día que se decidan a acometerlo, aférrense a una disciplina espartana y cumplan con lo que Uds. mismos se han propuesto. Recuerden aquello de Ortega y Gasset de “todo esfuerzo inútil conduce a la melancolía”.

Por último, si se fijan como propósito dar un rumbo a su vida y cambiarlo todo, les dejo aquella reflexión de la inusual, excéntrica y apasionada George Sand: “no podemos arrancar una página del libro de nuestra vida, pero si podemos tirar todo el libro al fuego”. Quizás sea el mejor de los propósitos.  

 

 

 

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