Estimado Navegante:
Hace tan solo unas horas ha tenido lugar la entrega de premios que anualmente hace la AMM, Asociación Madrileña de Mediadores, una entidad que en los diez últimos años se ha convertido en un referente dentro de esta actividad judicial.
En nuestro país, la mediación se ha implantado de forma atípica. Primero fueron los mediadores con sus trabajos y prácticas en familia; luego llegaron algunas leyes autonómicas en Catalunya, Aragón o Navarra y solo tres la Ley de Mediación de Asuntos Civiles y Mercantiles con su Reglamento un año después.
Desde afuera se observan dos conceptos de mediación que no deberían ser incompatibles. En un país como el que vivimos, donde no se crean juzgados y se estiman que hay cerca de nueve millones de asuntos, parece lógico evitar que se saturen más los juzgados. La mediación extrajudicial tiene su sentido.
Al mismo tiempo, en esos miles de procedimientos que se abren, en muchos de ellos, también puede derivarse a judicial. Puede ser el juez quien invite a las partes a considerar lo que es la mediación y a acudir a una sesión gratuita voluntaria para conocer la práctica, o, algo menos común, que una de las partes se lo pida a la otra y se llegue a ese acuerdo.
Parece que nuestras autoridades prefieren apostar por la mediación intrajudicial lanzando mensajes equívocos como que los abogados deben ser los mediadores, antes que trabajar desde el punto de vista preventivo y evitar que se llenen más los juzgados.
No entendemos las declaraciones de la Secretaria de Estado al respecto ni de algunos magistrados que solo ven en la mediación intrajudicial la auténtica mediación. Tampoco por cierto les preocupa que los mediadores no cobren ni que se les reconozca como profesionales que son.
Quien escribe estas líneas ha tenido la fortuna de informar desde diferentes publicaciones el desarrollo de esta práctica. Puedo decir sin equivocarme que lo mejor de la mediación son los mediadores. Personas generosas, con amplitud de miras, bastante bien formados y que ven en el diálogo la manera de resolver los conflictos.
Ser mediador debería ser una profesión y a medio plazo estar vertebrado en su Colegio Profesional. Como se ha visto hasta ahora, los Colegios Profesionales han servido para desarrollar las profesionales liberales, asegurar que estos expertos realizan su trabajo con la deontología necesaria, garantías que necesita el ciudadano a todos los niveles.
La mejor forma de evitar suspicacias y de tener mediadores de calidad es que éstos configuren su entidad colegial. A este respecto nos parece claramente insuficientes las cien horas que se reclaman para ser mediador. El mediador, como el abogado o el médico, debe tener una formación inicial amplia y luego especializarse. Uno no puede mediar en cualquier cosa como cualquier asunto es mediable.
Llama poderosamente la atención que en esas cien exiguas horas que se piden para ser mediador, el legislador no haya pensado en la necesidad de que estos profesionales estudien y conozcan el mercado, sepan desarrollar su marca personal o implementar planes de marketing para captar negocio. Un mediador técnico, sin habilidades de comunicación ni conocimientos de marketing es un producto que no cuajará en el mercado. Una ilusión que se desvanecerá como fuegos de artificio.
Ha llegado, pues, la hora de los mediadores. De estos profesionales que el mercado ahora desconfía porque no conocen lo que es la mediación. Los mediadores deben trabajar en grupo; buscar sinergias y sobre todo organizar actividades que ayuden a difundir la mediación.
A este respecto es clave el contacto con los periodistas de su zona y trabajar al mismo tiempo las relaciones con instituciones y otros colectivos. Se trata de poder organizar en el espacio y tiempo una campaña informativa que ayude a conocer las ventajas de este método extrajudicial. Una actividad, la mediación, cada vez más necesaria en un entorno donde el conflicto es más habitual.
Lo decía hace un par de días, la ExPresidenta del Tribunal Constitucional, Maria Emilia Casas, a un grupo de jóvenes estudiantes de Derecho en unas jornadas organizadas por Fundación SIMA “ Las relaciones laborales son cada vez más complejas; los despidos colectivos cada vez más difíciles de realizar sin errores. Habría que buscar un hueco para la mediación, de cara a buscar soluciones negociadas”.
La mediación debe avanzar con paso seguro y firme. Con mediadores especializados en diferentes asuntos y bien retribuidos. Para eso debe convertirse en una alternativa opcional en cualquier de nuestras jurisdicciones.
En estos diez últimos años se han hecho muchas cosas. Pero hay que seguir adelante y sobre todo orientar al mediador a que sea capaz de gestionar su marca personal y sus propias mediaciones. A nivel extrajudicial e intrajudicial. Sin discriminar.
Que los poderes públicos impulsaran campañas de concienciación, similares a las que la DGT realiza en Tráfico o el Ministerio de Sanidad con el No a las Drogas, sería lo ideal. Deberíamos ver esos mensajes en prensa, radio, televisión, redes sociales, autobuses o el metro.
Mientras este apoyo llega, hay que seguir trabajando en pro de la mediación. Hoy queremos felicitar a AMM por su décimo aniversario. Mucho trabajo y esfuerzo hay en esa década. Como ellos hay muchas asociaciones en nuestro país. Serias y responsables. Nuestro saludo y consideración desde esta tribuna de papel.
Nos seguimos leyendo en Internet
@LuisjaSánchez |