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27 de ENERO de 2016

Juan Serrada, Presidente de CIMA:
“Hoy es más fácil formase como árbitro que hace veinte años”

Luisja Sánchez / CanalCIMA

Juan Serrada, Presidente de CIMA

Nuestro protagonista, Juan  Serrada, se incorporó a CIMA en 1989 como árbitro y fue nombrado director en 1997. Este jurista  ha desarrollado su actividad en el ámbito de la abogacía y la empresa. Antes de pertenecer al organismo de arbitraje fue vicesecretario del consejo de administración del INI y de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), así como Secretario del Consejo de Administración y Director de Asuntos Jurídicos de INFOINVEST S.A. y de las empresas de su Grupo. Juan Serrada es presidente de CIMA desde el 2009 y fue reelegido en su cargo hace dos años. CIMA, Corte de Arbitraje Civil y Mercantil, que celebró el pasado año su veinticinco aniversario,  se sustenta gracias a las cuotas de sus socios y la parte de los procedimientos arbitrales que gestiona la institución. En estos momentos esta institución se encuentra en un proceso de internacionalización con América Latina y Asia como destinos de sus actividades. Desde el pasado año, CIMA colabora en este Curso de Formación de Arbitraje y Mediación de la Universidad Rey Juan Carlos desde el patrocinio de la Cátedra Universidad Rey Juan Carlos-CIMA que se puso en marcha tras el acuerdo suscrito por ambas entidades.

¿Qué le aporta a CIMA impulsar este programa formativo en colaboración con la Universidad Rey Juan Carlos?

Nuestra colaboración con esta universidad arranca del pasado año fruto del convenio que suscribimos ambas entidades para ese fin. Ahí surgió la Cátedra de Arbitraje Universidad Rey Juan Carlos-CIMA que es la que sustenta este XII Curso de Arbitraje y mediación que se ha presentado en el día de hoy.

Creo que nadie puede dudar que este Programa Formativo es uno de los más prestigiosos en materia de formación y arbitraje. Nuestra participación activa en el mismo ha servido para que muchos expertos en esta actividad, árbitros de CIMA, puedan impartir sus conocimientos a estos futuros profesionales de la práctica arbitral.

Es cierto, en el programa se hace un análisis a fondo de la práctica arbitral desde todas sus vertientes y cuenta con el expertise de profesionales vinculados a CIMA.

Creo que ese Curso tiene un doble valor añadido. Por un lado, el análisis riguroso del procedimiento arbitral y todos sus estadios y, por otro, que cada sesión está estructurada de forma práctica gracias a grandes profesionales del arbitraje, muchos de ellos árbitros de CIMA.

Para estos jóvenes juristas es una gran oportunidad conocer la práctica arbitral gracias al buen hacer de estos expertos. Expertos que están en activo y que pueden analizar con mejor conocimiento de causa el arbitraje desde diferentes puntos de vista.

Por desgracia, Cátedra Universidad Rey Juan Carlos –CIMA es una iniciativa única en su género. ¿Por qué no cuajan este tipo de programas formativos en las Universidades?

Esa es una vieja aspiración que todos los que estamos en el mundo del arbitraje nos gustaría ver resuelta en los próximos años. Sin embargo, las Universidades, salvo la propia Universidad Rey Juan Carlos y alguna escuela de negocio con programas de experto, todavía  no han acometido programas específicos de arbitraje.

Es curioso que a lo largo del año, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, proliferan encuentros, mesas redondas y jornadas donde se habla de la práctica arbitral y se fomenta el networking entre los asistentes. Pero a nivel formativo sigue habiendo  escasez de oferta formativa.

“La Cátedra Rey Universidad Rey Juan Carlos –CIMA es una alianza estratégica importante para fomentar la necesaria formación de los expertos en arbitraje a corto y medio plazo”

Hablar de formación es algo indispensable tanto para el joven jurista como para el profesional ya con experiencia a sus espaldas.

No le quepa duda que es así. En un mundo global como el que vivimos donde cambian tantas cosas es fundamental estar al día. Para los jóvenes  de ahora se trata de encontrarse con el arbitraje y saber que es una jurisdicción diferente del proceso judicial ordinario.  Respecto a los expertos en arbitraje, se observa la especialización de los árbitros en diferentes materias. Hay que conocer bien tanto el procedimiento arbitral como el área de negocio en el que se desarrolla el arbitraje. El desarrollo de las tecnologías permite a los expertos en arbitraje, jóvenes o más veteranos, conocer lo que está pasando en el sector y mantener relaciones en tiempo real con colegas de todo el mundo.

Da la sensación que estudiar arbitraje ahora, pese a esa escasez de oferta formativa, es más sencillo que hace treinta años, donde no había esa tradición que ahora empieza a cuajar.

Es posible que así sea. Ahora la tecnología acerca cualquier realidad por muy lejos que esté. E internet es una ayuda muy interesante para conocer cualquier conocimiento que uno quiera aprender a fondo y estar en contacto con profesionales de los cinco continentes.

Cuando hace treinta años  empezaba a dar mis primeros pasos en el mundo del arbitraje, éste se estaba abriendo camino en nuestro país. Nadie duda que la Ley 60/2003 y la aparición de diferentes entidades arbitrales han ayudado a su desarrollo.

En aquel momento, no era sencillo formarse y había que abrir camino cada día. Vivimos tiempos diferentes y el futuro del arbitraje es muy prometedor.

Desde su punto de vista, ¿qué es lo que define a un buen árbitro?

Este es un debate abierto en muchos foros de opinión aún. Hay que darse cuenta que en los últimos años las reformas en las principales cortes arbitrales lo que han hecho es revisar la figura del árbitro y su status. AL árbitro se le pide ahora, además de que conozca la materia y sea independiente de las partes, que esté disponible para llevar cada asunto.

Un buen árbitro viene definido por elementos como una formación de base sólida y continuada en el tiempo para seguir el desarrollo de la práctica arbitral. A nivel de funcionamiento debe ser riguroso y mantener el principio de igualdad con las partes.

 Junto a ello debe tener cualidades prácticas importantes que le ayuden a dirigir ese arbitraje sin muchos inconvenientes. Se trata que sea imparcial e independiente y que tenga sentido común.

 

 

 
 
 

 

 

 
 
 
 
 
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