“Cualquier empresa, desde la más analógica a la más tecnológica, requerirá un servicio jurídico especializado digital”

Publicado el jueves, 16 febrero 2017

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Natalia Martos (Huelva, 1978) acaba de incorporarse a Olleros Abogados como socia. No es un fichaje cualquiera dentro de la política del despacho por atraer talento. Es lo que puede significar para Olleros marcar la diferencia y convertirse en el único bufete español a la vanguardia del Derecho Tecnológico. No como un departamento más, si no como un vendaval que atraviesa transversalmente todas las áreas de práctica del Derecho. Entusiasta, convencida de su visión, Martos encara su nueva etapa profesional tras 12 años como responsable del servicio jurídico en Prisa con un paréntesis en Tuenti, durante el nacimiento de la red social. Abogada, pero también tecnóloga y conocedora del negocio digital como pocos en nuestro país, la entrevistamos en la sede de Olleros en Madrid.

Lawyerpress (LP): Socia del Área de Privacy, IT and Digital Business… el cargo es toda una declaración de intenciones…

Natalia Martos (NM): Pues sí. La gente normalmente habla mucho de protección de datos. Pero eso lo hace cualquier despacho. Incluso lo hacen empresas más pequeñitas, consultoras o asesores. A mí lo que me faltaba, en todo el tiempo que pasé tanto en la dirección jurídica de Prisa como en la de Tuenti, era ir un punto más allá. Más allá del cumplimiento normativo. Todo lo que es relativo al bigdata, al conocimiento del usuario, de su perfil, cuál es su comportamiento para yo poder ofrecerles servicios y productos relevantes… el punto de vista más de negocio del bigdata. Por eso el área es denominada como ‘privacy’ más que como protección de datos. Porque esto engloba tanto el cumplimiento normativo como la utilización del dato pero siempre cumpliendo con la norma. O sea que da un grado más de sofisticación, que es el conocimiento del negocio.

LP: En su época de Prisa y Tuenti, ¿no encontraba el bufete que diera ese paso más allá?

NM: Exacto. He estado muchos años en el lado del cliente. Sobretodo empresa tecnológica o que está metida de lleno en la transformación digital. Y efectivamente lo que me ha pasado muchas veces es que no he encontrado un bufete bien especializado en tecnología y negocios digitales. Lo he sufrido.

LP: ¿Tampoco en los grandes despachos de patentes y marcas?

NM: Para nada cubrían estas necesidades. Lo que quiero transmitir al equipo al que me acabo de incorporar aquí en Olleros es que todos nuestros clientes, todos, desde el más analógico, una cementera, al más tecnológico, el proveedor de servicios en la nube, todos requieren un asesoramiento jurídico especializado digital. Porque el que más o el que menos tiene o una base de datos de empleados, o quiere hacer comercio online, o prestar servicios en línea de cualquier tipo. Yo tenía eso en la cabeza, crear esta área, que es totalmente transversal.

LP: Y se lo propuso a Olleros. ¿Por qué este bufete?

NM: Fue una coincidencia espacio tiempo espectacular. Yo notaba que mi periodo en Prisa acababa y pensé en un proyecto diferente. Tuve varias citas con diferentes bufetes y este fue el último que fui a visitar. Tuve una reunión con Jaime Olleros y con su equipo y me dijeron que precisamente estaban buscando esa figura: un departamento que cubriera el día después de la ronda de inversión de las startups, el día después de cualquier empresa que ha decidido digitalizarse… o sea, el asesoramiento jurídico de todos estos temas que muchos abogados clásicos rechazan. Les presenté mi conceptualización de la práctica: Privacy, IT and Digital Business. Y les encantó.

LP: Y a usted le encantó Olleros…

NM: Consideré como factor fundamental para aceptar la propuesta de Olleros la dimensión humana, además de la profesional, claro. La segunda cuestión importante para mí ha sido que tuvieran vocación de expansión. Y Olleros la tiene. No solo expansión geográfica, tanto estatal como internacional, sino también respecto a todas las áreas de práctica. Por eso ha sido tan mágico el momento espacio tiempo, porque Olleros está en un momento de fichar a mucho talento para diversas áreas. Y los valores. Una manera de tratarte, de escucharte, que no es muy usual en otro tipo de bufetes. Y porque te dan la oportunidad de desarrollar tu práctica con libertad. Todo el bufete se ha volcado en mi práctica, y eso me ha sorprendido mucho. En lugar de verla como un nicho aislado, la han integrado como propia, la han asumido como un área transversal.

LP: ¿Por qué transversal? ¿Afecta a todos los clientes del bufete el Derecho Tecnológico?

NM: Totalmente. Por ejemplo, la banca. El sector invierte millones en el bigdata pero yo no veo un reflejo en los servicios jurídicos que le dé contestación a eso. El cumplimiento normativo lo tienen todos, asumido e integrado en el ADN. Pero, ¿dónde está el tratamiento del conocimiento del dato? Esa parte no está desarrollada, y es eso lo que yo vengo a ofrecer. Eso, más las tecnologías y los negocios digitales.

LP: Estamos hablando de algo que va más allá de la función tradicional de un bufete de abogados. Estamos hablando de que Olleros en este caso va a proporcionar a sus clientes oportunidades de negocio, no solo asesoramiento y defensa jurídica…

NM: Exacto. Pero es que tiene todo el sentido. Ahora, las empresas necesitan que el bufete se lo dé todo, incluido un conocimiento sobre esos nuevos nichos de mercado que, generalmente, están unidos a la tecnología. De hecho yo no quiero que mi perfil se circunscriba exclusivamente al de abogada. Yo tengo mi base jurídica, claro, pero me encanta la tecnología y conozco muy bien el negocio. Ese es el valor que yo puedo aportar a Olleros.  De eso se trata.

LP: ¿Hay pocos bufetes en España que se hayan dado cuenta de que los tiros van por ahí?

NM: Para mí, no hay prácticamente ninguno. En Estados Unidos, esa figura de abogado pero de negocio, que va junto al CEO de la empresa a cerrar todos los tratos, y se sienta como un igual al lado del consejero delegado es más que habitual. Pero aquí es difícil. Para mí el problema es que en España está muy asentada la cultura del abogado clásico y eso hace muy difícil que se permita la entrada de un abogado innovador. Innovador en muchos sentidos: en manera de trabajar, en utilización de la tecnología… todo eso, chirría mucho dentro de un bufete clásico. En Estados Unidos está metido en el ADN. Los bufetes de abogados son tremendamente de negocio. No solo procuran por la legalidad de tus negocios y de los contratos sino que incluso te pelean las cantidades económicas que puede conseguir la empresa que representan en una operación. Sin embargo, aquí en España somos más de tener un bufete clásico, chapado a la antigua. Creo que prácticamente no existe un bufete que integre las habilidades de negocio con las habilidades jurídicas.

LP: Su fichaje sitúa a Olleros en una especie de vanguardia al respecto entonces…

NM: Absolutamente. Son inquietos, el bufete tiene la mente muy abierta. Ahora mismo acabo de volver de un curso en Silicon Valley sobre tecnologías exponenciales. Intento traer lo que pasa ahora allí, que van diez años por delante de nosotros, para que estemos preparados a lo que se avecina.

LP: ¿Y qué se avecina?

NM: Pues desde hace mucho tiempo hemos vivido con la ley de Moore que decía que los chips se iban a ir duplicando año por año y que el tamaño de los procesadores iba a disminuir un 50%. Y efectivamente, los ordenadores son cada día más chiquititos, son más baratos y con más capacidad de almacenamiento. La Ley de Moore se cumplió, de sobra. Hoy, hay quien defiende la Teoría de la Singularidad y está siendo apoyada por muchas empresas tecnológicas. Viene a decir que si a día de hoy tenemos un crecimiento en nuestra inteligencia y en el desarrollo económico orgánico, o sea de uno más uno, más uno, más uno etc, el hecho de utilizar tecnologías exponenciales como son la inteligencia artificial, la robótica, la realidad aumentada o la virtual, va a ocasionar que ese crecimiento sea exponencial y se produzca el momento de la implosión, que ellos calculan que será en el 2030. Ellos me refiero a Ray Kurzweil o Peter Diamandis, que fundaron una universidad de la Singularidad, a las afueras de Silicon Valley, en unas instalaciones de la NASA, financiada por la NASA, por Google, por Oracle, por AutoDesk…

LP: Palabras mayores…

NM: Desde luego. Por ejemplo, la cura del cáncer, ellos ya la tienen casi fechada. O ya ponen sobre la mesa retos éticos como por ejemplo la posibilidad de descargar en un pendrive nuestro cerebro y ver en un ordenador todo nuestro conocimiento. Imagine las situaciones que se van a producir desde el punto de vista ético, desde el punto de vista jurídico, político… Lo que pretende esta universidad y sus fundadores es que cuando suceda el momento de implosión, haya dirigentes en el mundo y gente suficientemente preparada para que estas tecnologías caigan en buenas manos. Debo decir que hay gente, de todos modos, que no cree en estas teorías.

LP: Y todo este conocimiento teórico, ¿cómo lo integra en la propuesta que está desarrollando en Olleros?

NM: Hay que hacer una aproximación realista, claro. Queda todavía un tiempo para que esto se produzca. Incluso puede que se produzca o que esta teoría no se cumpla. Entonces, cojamos las cosas que tienen más sentido de esta teoría, las que son más razonables o más realistas. Empecemos a tener conocimiento y preparar a las compañías para varias de estas tecnologías, como por ejemplo la inteligencia artificial o la robótica. Industrias como las del coche autónomo no están tan lejos. Y la cuestión del tratamiento de los datos, en el coche autónomo, va a ser muy complicado. No debemos rechazar la tecnología. Es un error. Si no asumimos esto, la industria se muere porque va a ser todo online. Estados Unidos tiene una industria online que va como un tiro. Y la brecha del negocio online entre Estados Unidos y Europa es así. No solo por temas regulatorios sino también porque aquí nos cuesta mucho movernos en este sentido. Somos muy inmovilistas, empezando por la mayoría de bufetes. El Derecho Tecnológico debe ser un área transversal.

Sobre el autor
Núria Ribas

Periodista. Más de 20 años de experiencia en medios escritos y en comunicación política y corporativa. Periodismo jurídico, económico, político y cultural. Veraz siempre; parcial, también. @oikit

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