Los fantamas de la justicia y el caso Kokorev

Publicado el lunes, 9 enero 2017

Carlos Álvarez Díaz, abogado.

En esta nueva era de la televisión digital somos bombardeados casi a diario con muchísimos programas de ciencia ficción, esoterismo, ocultismo, expedientes X, naves del misterio… que en algunos casos manifiestan (con pruebas intangibles) la existencia de fantasmas que conviven a diario con los seres de carne y hueso, que tenemos la suerte de tocarnos y vernos, es decir, de sentirnos amados, queridos, despreciados, humillados, absueltos, condenados… en fin, el mundo real.

Carlos Álvarez Díaz, abogado

Carlos Álvarez Díaz, abogado

Frente a ese mundo real coexiste, en algunas ocasiones, la presencia de resoluciones administrativas, e incluso judiciales, que más tienen que ver con el mas allá, que con el más acá. Me explico. He conocido el ‘caso KOKOREV’, la familia hispano-rusa acusada durante más de un lustro sin pruebas hasta ahora conocidas de ejercer de testaferro de Teodoro Obiang en España.

Conociéndolo hasta donde es posible (la instrucción de la juez Ana Isabel de Vega Serrano permanece más de un lustro secreta) no me explico qué “fantasma” existe oculto en esa nave misteriosa que al parecer ha aterrizado en Las Palmas de Gran Canaria, en su juzgado de instrucción nº5, que ataca de forma precisamente misteriosa a las garantías de nuestro Derecho Penal, hasta el punto de “dar la patada” a nuestra Ley de Enjuiciamiento Criminal, y dejar sin efecto los arts. 503 en sus apartados 1 y 2; y el art 506, que establece que cuando la causa se hubiese declarado secreta, en el auto se expresarán “los particulares del mismo que, para preservar la finalidad del secreto, hayan de ser omitidos de la copia que haya de notificarse”. En ningún caso se omitirá en la notificación una sucinta descripción del hecho atribuido y de cuál o cuáles de los fines previstos en el artículo 503 LECrim. se pretende conseguir con la prisión. Cuando se alce el secreto del sumario, se notificará de inmediato el auto íntegro al investigado. El Juez no debe prolongar el secreto sumarial por más tiempo del que resulte estrictamente necesario a las exigencias de la instrucción, ya que lo contrario iría en contra de la superior publicidad del proceso como principio de éste. Debemos hacer notar que el plazo máximo por el que puede decretarse el secreto del sumario es el de un mes.

Así que con “la patada” a algo tan serio como la LEcrim, cabe preguntarse, ¿por qué? Quizá haya dado con la “nave del misterio” cuando accedí a una artículo periodístico del prestigioso diario de las Palmas de Gran Canaria, CANARIAS 7, en su versión digital  http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=440684, que pone en evidencia palabras fantasmagóricas como “en Rusia, sí, pero fuera de Rusia y jovencitos, todos mafiosos”; palabras manifestadas en “deliberaciones nada secretas” por alguno de los cuatro magistrados de nuestro poder judicial (Audiencia Provincial de Las Palmas) en ‘petit comité’.

¿Somos todos iguales ante la Ley? Me pregunto. Quizá la familia Kokorev (el matrimonio anciano de Vladimir y Julia, y su joven hijo Igor, en prisión preventiva ya un año y medio) no pertenece a esa clase de personas del mundo real… y por tanto que sufren, padecen, sienten como los demás.

Qué precioso es el Derecho Penal cuando se aplica igual para todos. Y digo todos, incluyendo a los que su nombre se escriba con K, que ninguna diferencia de trato digno debe separarlos en sus garantías, de los restantes comunes cuyos nombres no empiece por esa letra.

Regreso ahora al mundo real. Inicio mi vuelo jurídico dejando atrás a los fantasmas que de vez en cuando aterrizan en nuestro planeta judicial con tanto misterio y causando a veces inexplicable sufrimiento.

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